GUÁRDENME DE LOS HONORES

CARLOS ALBERTO BADARACCO



 

 

 

                       

Guárdenme de las alabanzas

que me llenan de orgullo falso

dadme de castigos vivos

que me enseñen a vivir un poco.

Los caminos están cerrados

para aquellos necios que ciegan

a los ignotos cultos de siempre

que saben apenas hablar.

No alaben a los simples tontos

que no tienen cerebro y ríen,

alaben a los humildes

que tienen corazón de acero.

Guárdenme de las alabanzas

que ciernen mi intelecto puro,

el que no está corrompido

por los agoreros de turno.

Serán como rosas muertas

las lozanas palabras vacías

que llenan los corazones

de vanos alardes falsos.

Acá están como siempre

los castos y los profanos,

los que te quitan el alimento

guardando pronto la mano.

Los bolsillos del disoluto

están sin ningún centavo

a qué alabar lo muerto

si al fin morirán primero.

No cabe en cabeza alguna

que sean tan falsos los torpes

no quedan ya ni virtudes

que se llenen de valores firmes

Están como vacíos

buscando quizás honores

no tienen por qué buscarlos

vienen con sabor ilustre.

Así nomás las lealtades

se apagan como una vela

cuando ya no se necesitan

se sofocan sin que nos duela.

Guárdenme de las alabanzas

que me llenan de orgullo falso

no sean ruines felpudos

donde se limpian las botas sucias

sean como los hombres probos

que viven en  paz con todos.

Si alguna vez en mi vida

me crucé con estos seres espurios

fue porque mi labor lo exigía

fui docente, hombre y seguro.

 

CARLOS A. BADARACCO

10/8/11

(DERECHOS RESERVADOS)

                                  

 

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