No estoy tranquilo

No estoy tranquilo, horas a solas de pensamiento adictivo

sombras tras mi espalda me siguen y me atrapan

a la desesperanza de la soledad, no me dejan soñar

frustración en mis lagrimas que han de ahogarse en el vacio.

 

No estoy tranquilo, más bien desesperado en las paredes de mi cuarto, 

estoy amarrado a una realidad de individualidad que trunca mi identidad,

el vacio del bienestar viento en popa nos hace avanzar

por densas nieblas de conformidad que nos une hacia un mismo final.

 

No me mires a los ojos que no veras más que vacios pozos, 

carentes de magia dentro de si, toda arrojada a la vida que se la llevo a su antojo,

es por eso que en el juego del que soy parte ya no tengo qué apostar, 

todo lo he perdido en tan sólo un suspiro, ya no tengo sentido tan sólo delirio.

 

No hubo tiempo ni hubo espacio para sembrar nuevos campos, 

el remordimiento inunda mis noches y  suprime mis esperanzas del poder encontrar,

algo más alla de lo que piso en sueños, algo que sea eterno y no dependa del ajeno,

sencillo como un paseo por el prado, y tan apasionado como un deseo inusitado.

 

Deseoso de encontrar la llave que habra las compuertas del anhelo

tal vez de esa forma mi esperanza nazca como lo hacia en cada momento de encuentro

cada segundo soñando el instante y vibrante de alma camino a lo confortante,

algo más que mis patines o mi vieja bicicleta, sólo quiero escapar de este encierro

que me provoca toda esta falsedad que es mi realidad cuando de mi mano no estas.