Un cuento en una historia

borealara

Aún no sabía leer ni escribir,pero tenía gusto por aprender a leer y a escribir, quería leer y escribir esos cuentos que mis hermanos leían en voz alta y a veces los contaban. Quería tener esos cuentos en mis manos, pero no sabía leer así que inventaba las palabras sobre las líneas de la escritura del cuento. Tomaba esos libros que eran de mis hermanos, veía esos libros e imaginaba sus contenidos, pero muchas veces me los quitaban de las manos y me decían deja mi libro o le decían a mi madre que yo estaba tomando sus cosas; y sí mi madre me decía ven vamos hacer esto o aquello en la cocina, me sentía muy triste porque yo quería leer y tener mi propios libros y cuentos. le pedí a mi madre que me fuera inscribir  a la primaria ella dijo no, aún no es tiempo y a demás son muchos gastos. así pasaron 3 años más y llegó el día de clases, mi madre me peino con unas coletas recogidas y muy apretadas, me dolía la cabeza de tan apretadas, estrene vestido verde con holanes y dibujos en frente y zapatos nuevos. Creo que fue uno de los días más felices de mi vida, conocí a mis compañeros de primer año de primaria, creo que casi me acuerdo de todos, pues tenía tantos deseos de aprender que aprendí todo, la escuela se ubicaba a 2500 metros de casa y solo pasaba el autobús cada hora, así que para ir a clases era caminado casi 20 o 30 minutos. Mi escuela, así decía, era hermosa tenía arboles en su alrededor, con canchas de basquetbol y muchos jardines. En mi salón aprendí a escribir a deletrear mis libros, algunas palabras eran difícil y siempre había un amiga para ayudarme. Aprendí a leer esos cuentos y mucho más. Uno de  mis cuentos favoritos era el Ogro, creo que cada vez que leía esa parte donde asustaba a los niños también me asustaba. así que muchas  veces construía mis propios cuentos y los relacionaba con la vida de mis vecinos como la siguiente: Doña Kata, una viejecita muy viejecita, tenía su cabeza blanca y usaba falda blanca larga  hasta los pies y reboso negro, por lo regular andaba descalza y llevaba los zapatos en la mano. Doña Kata visitaba a mi mamá y le ofrecían carneros, ya que ella tenía un rebaño muy grande, creo más de cien ovejas, la mayoría eran blancas. también tenía cientos de animales vacunos. cuando los llevaba a los abrevaderos se veía tan bello el desfile de cientos de vacas y bueyes.  Pero bueno, Doña Kata incrementaba su riqueza de una manera facilisima todos los dias viajaba a la ciudad, se iba temprano y llegaba por las tardes, siempre vestía su misma vestimenta. así pasaron muchos años y doña Kata seguía viajando  a la ciudad. Recuerdo un día que viajamos al ciudad y cuando bajamos en la terminal de autobuses, cual sería la sorpresa que una viejecita que cubría la cabeza y parte del rostro con  su reboso era la misma que conocía en el pueblo, doña Kata estaba hincada sobre el piso y extendía su mano pidiendo una limosna a todos los transeúntes. Muchas veces doña Kata escondía su identidad, pero mi hermana y yo la descubrimos, cuando íbamos pasando ella estiro su mano y pidió una limosna, en eso le reconocimos su voz, más no su rostro, mi hermana le dijo, es usted doña Kata, ella dijo- callate muchacha yo no te conozco, y mi hermana insistió, claro que es usted, ella insistió -calla muchacha. Desde entonces Doña Kata cambio de lugar para seguir pidiendo limosna. Paso mucho tiempo y doña Kata llego a tener una gran fortuna, pero de todas esas cosas materiales nunca le sirvió de nada, pero esa fortuna fue un infortunio para los familiares, ya que su hija y nietos eran como sus esclavos, eran los encargados de cuidar los cientos de ovejas, vacas y bueyes. A pesar de contar con una fortuna hecha por el trabajo de su familia y de pedir limosna doña Kata era muy sencilla. En pueblo no sabían que ella se dedicaba a pedir limosna, ella era doña Katalina. La hija de doña Kata se fastidio de cuidar la fortuna de su madre y de vez en cuando iba sacando el rebaño que iba naciendo,-dicen que doña Kata contaba las ovejas todas las tardes cuando entraban las ovejas al corral, más no por las mañanas, así que su hija decidió vender las ovejas que por la noche nacían, es decir vendía ovejas aunque no fueran los críos, ya que por las tardes tenía que entregar una cantidad fija y a a veces cuando doña Kata veía que estaban a punto de criar preguntaba por los críos y para todo había una respuesta acertada, eran muchas las ovejas que era fácil quitar algunas ya que con las nuevas crías se reponía. Dicen que la herencia de doña Kata fue enterranda en algún lugar ya que a su familia no le dejo nada. de ara

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  • Autor: borealara (Seudónimo) (Offline Offline)
  • Publicado: 13 de diciembre de 2012 a las 18:10
  • Comentario del autor sobre el poema: Conocer las letras fue maravilloso y saber su significado fue genial; hoy por hoy la lectura da vida a la imaginación.
  • Categoría: Cuento
  • Lecturas: 71
  • Usuario favorito de este poema: ADOLFO CESAR MARCELLO.
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Comentarios1

  • Federico Cutipa

    Está entretenido el cuento, con mucho gusto lo leeré cuando publiques la continuación. saludos

    • borealara

      GRACIAS POR PASAR Y DEJAR TUS COMENTARIOS: ALGUN DÍA LO HARÉ Y CLARO QUE HAY MUCHO POR ESCRIBIR. UN SALUDO Y UNA FELIZ Y HERMOSA NAVIDA: SALUD, AMOR, TRABAJO Y MUCHA FÉ...



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