Un criminal inimputable llamado tiempo

El criminal imparable, pasa y nos deja un año perdido,

Sin importar lo sentido que se desvanece en un abrazo con el mas allá,

Un silencio de almas vulgares que se ensueñan en un porvenir,

 Esa ilusión que arruga las carnes por el paso de un tiempo inconmovible,

 Una sonrisa infantil me empuja a seguir sopesando la vacuidad y el desacierto de una realidad forjada con mascaras omnipotentes, que rasguñan las entrañas de la soledad. Una soledad acompañada de juegos infantiles,

 Donde el peldaño sensato es el final de una escalera de papel que se eleva hasta tocar las piernas heridas de un dios desterrado del corazón de la humanidad.

 Cierro los ojos y veo mejor,

 Me alejo de lo natural para entregar un suspiro perdido, pero que deja sin aliento a un amanecer fácil.

La carga de un tiempo rompe la espalda del desacierto, una mentira hecha verdad,

Una palabra hecha cosa, un sentir asesinado por un dicho, que te atrapa y aliena en la lejanía de un ser tu,

Un monje perdido después de una guerra eterna, que disloca el centro de la identidad,

Un ángel perdido en un país de putas,

Un padre desgarrado por lo innombrable de la muerte de su hijo.

Un momento más que en el transcurrir del tiempo es un segundo menos.

 

Ivan alcaide en la muerte del 2008