¿Si la felicidad existe dónde está?

 

La felicidad es algo que todos tratamos de encontrar en nuestras vidas, y si al fin creemos haberla encontrado, nos preguntamos lo siguiente: Si tengo un trabajo donde me pagan bastante bien, un hombre muy atractivo a mi lado, la casa de mis sueños, escucho mi música favorita, tengo un carro último modelo en el garaje. ¿Será esto lo que realmente me hace feliz?  Serán estas cosas las que me van a permitir la felicidad y sonreír todo el tiempo?

 

Hace mucho tiempo, no tanto como para no recordarlo, yo perdí a alguien que amaba más allá de las nubes, era un hombre maravilloso, al marcharse me quedé sola y vacía. Un día creí que moriría de tristeza, pero no, nadie se muere por otro, por mucho amor que haya existido, debemos seguir luchando, porque hay otras personas que nos necesitan y están aquí a nuestro lado.

 

Pero era realmente él mi verdadera felicidad? Acaso me amaba tanto como yo a él, tener cerca a alguien que no me ama me hace feliz? Usando esa manera de pensar logré asimilar un poco mi dolor, y decidí tomar una iniciativa permanente. Seguir con mi vida normal y olvidar donde puse la llave del cofre donde escondí mi dolor.

 

Muchas veces me sentía mal por haber hecho eso, sin embargo, aprendí que podía convertir aquel dolor en alegría, porque él no era la única persona del universo que me podía hacer feliz, una sola persona no puede hacer nuestra felicidad, si pensáramos de esa manera, nos estaríamos engañando, porque soy yo la única que puedo decidir con quién, cuándo y por qué ser feliz?

 

Por esa razón sola y en silencio, me atreví a decirle mentalmente a esa persona maravillosa que se marchó para siempre, las siguientes palabras: Yo seré feliz contigo o sin ti, me concentraré en todos los regalos que Dios me ha dado: Mis piernas, mis brazos, mi corazón, mis cinco sentidos, mis sentimientos, mi familia, mis amigos, la fe en Dios y en un mañana mejor.

 

No podemos abandonarnos y tampoco esperar que otros nos hagan felices, porque sino viviremos siempre decepcionados, somos nosotros los únicos responsables de nuestra felicidad. Es sólo mi percepción, no quiere decir que sea la correcta.

 

María B Núñez