Herida Estabas

Víctor Callirgos

Herida estabas, patria mía,

como Cristo en el costado;

asolada, cautiva y despojada

por un malo y extraño enemigo,

con el seno descubierto

y en el rostro sinsabores,

el látigo del tiempo

ciertos signos de desprecio

marcando iba en tu lomo

ajado y ceniciento.

Herida estabas, patria mía;

sorbido habías abatida,

hasta la gota última la hez.

¿Quién vendía miel aquellos días,

que endulzara tu embriaguez?

¿Cuál fue dime

el horrible delito cometido?

¿Cuál atrajo sobre ti

el oprobio, cruel castigo?

¿Por qué aquellos hombres

de lugares tan lejanos,

cruzando vastos mares

posaron plantas codiciosas

en tu suelo y te ultrajaron?

El único mensaje

 que tal vez pueda entender,

es aquel cuando me dicen

que existen hombres malos;

que al ver tu gloria enorme

y las riquezas de tu prado,

quedaron boquiabiertos,

fueron deslumbrados;

ardiendo en avaricia

hicieron conciliábulos,

rondaron tus caminos

los odiosos malhechores,

y al verte sola un día

como bestias te asaltaron.

¡Oh, etérea patria mía,

si hay algo que yo admiro

es la paz que alumbra tu alma

soportando silenciosa

esos látigos infames,

ah, grillos toscos y apretados.

Como en tu prístino seno

rebozaba el don divino de la paz,

ya tu voz y tu mirada disculpaban

su destino: ¡Perdonad!

Así con estoicismo serena

contemplaste el paso de las horas.

Como eres pura

y muy casta de labios,

no blasfemaste jamás;

sabiamente refugiaste

tus desgarros y tus lloros

 a Wiracocha, que entre nubes,

le negaba inclemente

su claro rostro a tu faz.

¡Yo soy la justicia!

¡Mía es la venganza!

¡Yo daré el pago!

Tronó en el espacio

El Anciano de los Días.

Y enviaste a San Martín

con su santa espada,

 de su espada el fuego

pulverizaba las huestes

ambiciosas del reino de España.

Y atizaste a Bolívar

Tu espíritu de guerra,

¡ah, laico estratega!,

de prosa profunda

e ideal señera,

a la tarde de Iberia,

en Junín y Ayacucho,

con rabos y orejas

completó la faena.

¡Oh, Dios, yo doy gracias

por aquellas nobles gestas

de los patriotas amantes!

En el altar de mi patria

sin dudar un instante

tejieron bellos poemas

con la tinta de su sangre.

A ellos, oh, madre tierna,

aquí donde confluyen

los ríos de mis venas,

en este templo cristalino

lleno de oro borbotante,

les guardo poesía aparte.

¡Amada Patria mía!,

¿Ahora eres libre? ¡No!

¡Sé que falta más!,

¡Subid  a las estrellas!,

¡Tus hombres a las viñas,

mujeres que vendimien

el gozo de mil siglos

de paz y libertad!


Víctor Callirgos, 1993.




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Comentarios8

  • Intensa

    Mui Bello!

  • Víctor Callirgos

    Gracias, Intensa.

  • Poemas de Pepita Fernández

    Precioso y dignísimo poema de patriotismo peruano. Me solidarizo contigo amigo latinoamericano
    un beso desde ARGENTINA!!!!

  • Víctor Callirgos

    Gracias, Pepita por tus bellas palabras...¡Sobre todo, que la paz reine en los corazones!
    Un gran abrazo y un cardumen de cariño.
    Víctor Callirgos

  • nellycastell

    Muy bueno tu poema amigo, un abrazo

  • Víctor Callirgos

    Gracias, nelly; un abrazo para ti y un cariñoso pedido de amistad.

  • Yasser Berney Flórez Caraballo

    Un hermoso escrito que despierta una gran cantidad de emociones por la sutileza de sus versos bien hilvanados.
    Una elegía destinada a tu bella nación, en donde hoy se disfruta un nuevo aire por la libertad que consiguieron los grandes libertarios.

    Ha sido un placer tener mis pupilas dilatadas en tus letras, amigo.

    Saludos.

  • Víctor Callirgos

    Jajaja. Gracias, estimado Berney.



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