De cero a...

omu

 

Desde los blandos y flácidos músculos...

a los primeros gateos,

a erguirse con los dos pies,

a caminar y correr

desentrañando misterios.

 

   ***   ***

 

 

Desde el hambre de los cuerpos:

la pretensión de un bocado

Desde la incisiva

                                  atracción:

aspirar la posesión,

sin miedo a ser derrotado.

 

 

Desde el sudoroso goce,

gustosamente volcado,

al explícito deseo...

del ovulo fecundado.

 

 

(Para adentrarse en el tiempo

lanzando un preciso dardo,

dándole pies al futuro,

al acertar con el acto.)

 

 

Desde el tapiz azulado.

Cual falto de inhalación,

resguarda, los órganos, esperando;

al suculento soplido del aire.  (con hambre de respiro)

 

 

Desde el bebe recién nacido en parto:

la piel enrojecida.

Que todavía plegada, contraída,

entre berreos clama,

salir a la tarima del teatro.

 

 

(Para que una corriente de agua y sangre,

-aumentando el caudal- siga brotando;

Sin cesar nos inunde la bonanza,

sea bonanza la que venga y fluya,

descubriendo el sentido de esta vida.)

 

 

Desde el embrión...a la cuna y la nana.

Desde el diminuto embrión...

al musical sonajero;

a buscar el calor y suavidad,

del tocado de mantilla.

 

 

Desde la cuna...al pecho de la madre,

a su morado e hinchado pezón.

Tienta el bebe (sediento e impreciso)

ansioso busca, con su boca y labios,

la amarga leche que le hará crecer.

 

 

(Quedando en la alacena, -como retén-

la gomosa tetina del mordible biberón:

ingenio de los hombres; el progreso.)

 

 

Indagando -desde el peldaño de su luz-

circunvala y penetra

en la simpleza de elementales descubrimientos;

 

 

intrépido persigue;

las formas, los colores.

Con su tacto, las fibras,

con su nariz: olores.

 

 

Persigue los continuos movimientos;

a las sombras y a las voces,

el manar interminable

de una fuente de sabores.

 

 

Desde la excepcional y virginal percepción:

el innato sonreír de tierno aroma limpio.

Del cual es digno dueño,

el dulce mirar, esencial, de un niño,

-de perfil cristalino y ventanales inmensos-

donde se acomodará la comprensión,

del chopo centenario, y de la mariposa,

de los desiertos áridos y la humedad boscosa.

bajo la voz original; de su perspectiva.

 

 

La cual dibujará el paraíso en la tierra,

o el infierno abismal en la estampa,

él ajusta al reloj; la injusta decadencia

o el preciso por qué; de los sueños preciados.

 

 

Y admirado por mí: el pulcro bebe.

Que capta su entorno, (lleno de apetencias)

desentendido de complejas teorías,

y también; de excluyentes filosofías,

que delimitarían, rudas, sus hemisferios.

 

Su ahora está eximido de la carga;

de las enrevesadas matemáticas,

y de comprometidas controversias

su capaz abstracción, niega u omite;

la pugna envuelta con; difíciles dilemas.

 

 

El bebe, que cuando nos describe el horizonte,

destierra las distancias; aproxima la lejanía.

Este bebe, que es ducho,

por disponer de suma inocencia,

y hasta sin pretenderlo desmorona,

una y otra vez, (repetidamente)

los gruesos muros alzados,

que altivos, obnubilan pretensiosos,

siendo adultera y adulta idiotez.

 

 

 

318-omu G.S. (Bcn-2012)

 

 

  • Autor: omu (Seudónimo) (Offline Offline)
  • Publicado: 16 de septiembre de 2012 a las 08:41
  • Categoría: Sin clasificar
  • Lecturas: 53
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