Las islas Afortunadas

Carmen Formoso Lapido

Las islas Afortunadas

 

Su esencia volcánica es la luz de su poesía,

y su cielo cubierto por el resplandeciente sol,

entonan un canto de amor que excitan los sentidos.

Todo es belleza, luz, música, color y olor

que incita al amor.

 

Cuando aúlla el viento en la noche

se escucha el lenguaje de las flores,

y la anémona empujada por el poniente

se mueve susurrando su amor al ave del paraíso

mientras que el fiel jazmín eleva su perfumees

sobre las siete islas radiantes de amor…

 

Es la auténtica belleza de la naturaleza

con el cielo azul reflejado en el mar…

Se evocarán antiguos sueños para revivirlos de nuevo

al desnudarse las almas frente la creación del misterio,

cuando el crepúsculo se divisa en la isla…

 

Como una sombra en el amanece muere el crepúsculo,

cuando el aire nos brinda el generoso perfume del mar

con el susurro del romper de las olas

sobre la virginidad  de la playa armonizada,

mientras la arena brilla con la espuma desplegada,

sin gasa de niebla sobre la bahía…

 

Caminé por la avenida mientras tu meditabas

sentado en el muro sobre pasados que ya ansías,

medio adormecido bajo la sombra de un hermoso granado,

pensabas en la estrella fugaz que ayer contemplaste sobre la isla,

y me dijiste, entre guiños, que allí en el cielo

san Pedro se prepara para dejarte pasar

y que el viento se encargaría de llevarte al otro lado…

 

Y yo te miré, descalza sobre la arena,

mientras me agarraba fuertemente al suelo,

y advertí que en la parte alta de un árbol quemado,

empujado por los alisios, surgía una brasa

bajo el fuego del sol que iluminaba la isla;

y quedé prisionera de su resplandor…

 

A través de la atalaya miré las nubes que cruzaban

rojas y fulgentes entre luces de grandes reflejos…

Los pájaros se enredaron entre los cuernos del sol,

cuando aulló el viento escondido entre la sombra…

 

Respiré hondo y profundo el olor a yodo

mirando la bahía resplandeciente y despejada,

mientras la luz se difuminaba al lado en el mar

me sofocaron los latidos fuertes del corazón

mientras pensé en este hermoso delirio.

 

Dicen que los ojos son las ventanas del alma…

y que el gato no maúlla hasta el anochecer;

dicen que aparece la isla de san Borondón

llena de sirenas cantando entre arpas al amor

para desparecer de nuevo entre entre espesas nubes,

dejando a la Graciosa toda la admiración…

Ver la Borondón es un privilegio al que aspiro yo.

 

Dicen que Canarias es Europa en África,

también  que Canarias es una  África  extraña

con la quimera de los restos de un paraíso

que el hombre occidental se resiste a perder

pues sus parajes risueños te hacen flotar de dicha,

con la nieve en sus cumbres y el fuego en el volcán…

 

Dicen los antiguos que es el hogar de Dios,

este paraíso que descubrió Colón,

la famosa Atlántica, cuyos atlantes Júpiter castigó,

aquella de la que hablan los egipcios y Platón.

Se llaman Islas afortunadas, y lo son.

                        CFL

  • Autor: Carmen Formoso Lapido (Offline Offline)
  • Publicado: 12 de septiembre de 2012 a las 17:46
  • Comentario del autor sobre el poema: Desde que me vine a vivir a Las Palmas de Gran Canaria, me encuentro llena de esta poesía que estoy respirando... Y hice este canto en honor a estas islas Afortunadas, que tan bien acogen a todo el mundo. Yo me quedé para siempre y estoy encantada.
  • Categoría: Sin clasificar
  • Lecturas: 43
  • Usuarios favoritos de este poema: amapolanegra, joaquin Méndez.
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Comentarios2

  • amapolanegra

    Bellísimo poema!! Canarias, mi tierra.. Tal y como la describes,
    Gracias por dejarlo aqui!!

  • joaquin Méndez

    BELLO POEMA Y LA ISLA DEBE SER BELLISIMA NO HE TENIDO EL PLACER DE VERLA.



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