Haysilandia.

Carmen Formoso Lapido

 1

Dejar atrás Haysílandia no es un sueño…

Es dejar atrás una zona sin linderos

que te lanzaría al vacío

desde círculos polares opuestos…

Si. Eso es Haysílandia…

 2

Es una parte terrestre comprendida entre dos planos,

una superficie cuadrada que no está historiada,

protegida con exenciones fiscales que evitan infortunios,

y, creerme, estos lugares no figuran en sitio alguno…

Pero eso es el misterio de Haysílandia…

 3

Hay trastornos en Haysílandia entre litigantes desvelados,

trastornos que brotaron de miedos descontrolados

que comienzan coleccionando astillas con terapeutas al lado,

entre nubes negras con subterfugios pensados,

seguidos por espectros defecando sobre muertos olvidados…

Por esto, y por mucho más, debes dejar Haysílandia…

 4

Yo deambulé de acá para allá…

Y de allá para acá…

Sí. Yo estuve visitando el despeñadero,

empujada por adversidades

que, cambiando mis parámetros,

alteraron mi vida al completo

con un suceso amargo…

Yo lo sé bien…

 5

Yo deambulé de acá para allá…

Y de allá para acá…

Estuve así muchos años porque cuesta dejarlo atrás…

Y allí conocí a un haysí nacido en Haysílandia,

con pelos de punta teñidos de sucio amarillo,

que llamó mi atención con todo lo que insinuaba,

y, analizando lo analizable, asimilé lo que él pensaba;

reflexioné sobre cosas pasadas…

Y olvidándome del padecimiento del mi alma atormentada,

me despreocupé de mis dolencias empíricas,

causadas por un páncreas afectado y su reflujo abrasador,

y miré a mi alrededor inspirada por él haysí

y descubrí que la neblina no escuece,

que la lluvia no humedece el alma,

que los grifos bien cerrados no gotean,

y los celulares no suenan cuando tú quieres,

que los e-mails no deseados no entran en tu correo,

que para saltar hay que sujetar el arnés y el balaje,

que las estrellas destellan siempre en el cosmos,

y que hay lunas en el cielo dobladas,

y ríos sin sanguijuelas,

y que no hay monstruos ocultados en el lago…

 6

Conocí a un haysí nacido en Haysílandia,

que me dio sabios consejos para ponerme a resguardo

del estrés, de la ansiedad y de ciertas instituciones…

—Quítate los cristales ahumados, dijo,

para caminar por el túnel hasta ver el final iluminado,

para seguir adelante atinado

hasta encontrar el amplio sendero

cubierto de húmedas amapolas pisadas

que te llevará a un trigal lleno de vida humana,

sin crisis, sin nervios, sin nada,

para reivindicar que nadie capitonee tu mirada,

que nadie te hable en tercera persona,

y que nadie te hable en pasado,

que lo que importa es el hoy,

y no un futuro desvelado…

 7

Conocí a un haysí nacido en Haysílandia…

Y vi flores en la campiña

y rododendros en mi almohada,

y pájaros fantásticos aleteando en mi ventana;

y vi que no hay basura endemoniada ni profesión consagrada,

y que dentro de la botella no hay dadivosos genios

ni guiones de comedias trágicas…

 8

Yo conocí a un haysí…

Y dejando atrás Haysílandia

busqué en la inmediación adecuada,

personas que no necesitasen niñera,

y que quisieran caminar palmo a palmo,

y que sólo bebiesen en su propia fuente…

Esas son las que quiero tener a mi lado

entre flores acariciadas,

entre olores por trigales perfumados,

que quieran sentir la vida fuera de Haysílandia,

porque allí, en Haysílandia,

nunca se siente nada…

CFL

  • Autor: Carmen Formoso Lapido (Offline Offline)
  • Publicado: 11 de septiembre de 2012 a las 11:55
  • Comentario del autor sobre el poema: Surge a través de conocer a un joven apodado por mí "Hay, sí" Creo que dice mucho de mi. Gracias a todos mis amigos.
  • Categoría: Sin clasificar
  • Lecturas: 72
  • Usuario favorito de este poema: El Hombre de la Rosa.
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Comentarios1

  • El Hombre de la Rosa

    Un grata esperiencia de intenso amor y felicidad entre los olores de la campiña y del tiempo.
    Un placer leerte
    Saludos y amistad amiga Carmen Formoso Lapido



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