Mujer... Debo amarte.

Mujer, como poder entrar a tú mundo de fantasías
sin antes admirarte y conocerte en todos tus aspectos.

Y cómo poder amarte sin antes ver tus defectos,
sin antes poder sentir tus penas, y después tus alegrías.

Mujer... Tú engañas, tú mientes, y haces parecer al mundo
repleto de placeres, una selva en medio de un río,
donde ahogo todos los lamentos que he sentido.

Mujer... Tú mientes, pero siento que debo amarte.

Escuchar tus palabras que bailan en mi cabeza
admirar tu sonrisa aunque no tenga ternura,
amar tus ojos aunque en ellos haya dureza
besar tus labios secos, deleitar tu amargura.

Mujer yo sé que eres cruel
pero quién no sufre para poder amarte?

Debo amarte, cuando estés feliz
rodeada de alegrías y besos.

Y cuando estés triste, debo amarte más
cuando estés lejos, perdida en el horizonte.

Cuando estés dura, fría
como el viento en invierno.

Cuando estés triste…
y decidas arrancar la rosa que adorna tu cabello
desdibujar esa sonrisa que adora tu siervo
dejando la pluma detrás de tus cuadernos.

Invadida de pesares, mujer con miedo
cuando la hermosura deje tu cuerpo
y las arrugas terminen su viaje en tu rostro
cuando tan solo te queden, los recuerdos.

Y tus manos, tan solo toquen las mías
sentándonos juntos en la orilla
contemplando el sol, la mañana, las hormigas
y entendamos que el amor, sí existe en la vida.

Y entendamos que somos viejos,
que la casa aún se ha conservado
que amarnos era tan solo un viaje
un viaje que se termina, un viaje deseado.

Y que lo último que sientas
sea la voz del río caudaloso
el canto del pájaro,
las hojas sacudida del árbol.

La yema de mis dedos
en tus labios, y mi beso
en tú arrugada frente.

Y tus ojos se apaguen como fuegos en el agua.

Estando yo solo en la noche amarga
comprendiendo que te has ido,
y haciéndote comprender,
que mí amor aún está contigo.