Mejor la paz

Es mejor callar,

cuando las turbulentas aguas se desbocan

y dejar  guardado en  el monedero,

el volcán apagado de mi ser,

aunque amordace las palabras,

por querer decir mil palabras ruinosas.

Quizás algunos piensen

que dentro una cobardía indigna  me escondo,

pero callado como una vieja sepultura, descansaré,

aunque un arsenal de armas letales

tengo en la delicadeza de mis palabras.

Los retos se acumulan con la basura de otra boca,

pero seguiré callando,

aunque no negaré que me tortura mi silencio

y que a veces  me provoca sacar el veneno

que también tengo en lo profundo de mi boca.

Seguiré mi camino mudo como una roca

y si acaso me tildan de mediocre cobarde,

Sé que es más fácil dejar correr la violencia,

que contener la efervescente sangre,

que se agita por mis revueltas venas,

que callar y no abrir la boca con palabras infructuosas.