UN ALMA INQUIETA II

CARLOS ALBERTO BADARACCO

 

 

En una de sus furtivas escapadas

mi alma traviesa se perdió.

Dicen que la vieron pasar

muy ufana por la calle

con  su cinta azul arrastrando

y su interna  luz fulgurando.

Dicen que  no estaba perdida      

y caminaba resuelta,

que en su andar traslucía

candor  pleno  y poesía.

Dicen que la oyeron cantar

tonadillas de amor y alegría

y  se escondía en si misma

como si estuviera alabando.

Oraciones llenas de amor

se veían surcar el cielo.

Que los ángeles  la  seguían

como  fascinados, cautivados.

Y se internó en los montes

con una ilusión contenida

decidida y consciente,

dispuesta y convencida.

Más tarde volvió en silencio

Y se metió en mis entrañas,

comencé a sentirme encendido

con una alegría intensa

que me venía desde dentro,

desde  su tierna morada.

No entendía nada,

estaba muy sorprendido,

la traviesa alma mía

me llenó de intensa alegría.

 

 CARLOS A BADARCCO

3/6/12

(DERECHOS RESERVADOS)

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