Vi caer la alborada...

Vi caer la alborada…

Bajo los flamboyanes grandes, verdes con flores naranjas

Medito, digo;

Acaso hay alguien que puede vivir siempre en alegría.

Me parece difícil.

Suelo ser de las personas que gustan de estar en días nublados, en tardes oscuras, pienso en la tristeza, cuanto me ayuda. Estando así, suelo escribir bellos poemas, veo las cosas de otra manera, encuentro inspiración, suelo ser canción.

Reconozco que gusto de estar triste, escribir a solas, bajo la lluvia, en la ventana, en una madrugada. No es que sea masoquista, no es ser narcisista.

Porque soy de aquellas personas que encuentran la manera de expresarse, de las que en su necesidad  plasman en sus letras un poco de lo que hay en sus vidas, su prospectiva, su manera de pensar, en lo que le rodea.

Disfruto cada poema, cada verso, acompañado de la música, del susurro del viento, entonces digo; que hay de aquellos, que hay de quienes no saben cuantas cosas bellas pueden encontrarse en solo una.

Que hay de aquellos que no detienen por un momento el tiempo, y le pido a la vida que me sorprenda cada día; y siempre lo hace. Porque en su enigma encuentro mi pasión, en su misterio se haya mi agonía, en su soledad se haya mi conciencia y mi locura.

 

Suelo desquiciarme un poco,  llego a lo extremista, y otras veces me encierro en solo algo. Cuando escribo suele ser mi yo, mi alma, mi espíritu, mis miedos, mis deseos, y cuando describo el ritmo de la vida suelo ponerle melodía, para al final encontrar la obra que en ese trayecto construí.

 

Despierto en días tristes para dormir en noches tristes, le soy fiel al sentimiento que mis manos trazan, más cuando hago garabatos solo yo los entiendo, acaso es esto extraño, acaso mi esencia no es la misma, no , no lo es, yo lo sé , pero gusto de estar así, aunque algunas veces deseo ver  las cosas como los otros y quiero hacer las cosas sin pensarlas, sin prestar oídos al mundo, sin ver mas allá de lo que se podría ver.

Pero recaigo en lo mío, entonces me siento bien.

Soy yo de aquellos pocos que existen no sé, puede ser.

Pero hoy solo medito, bajo los flamboyanes; ah de anochecer.