Máquinas y hombres...

omu



 
Máquinas y hombres,
brazos, cojinetes,
piernas y poleas,
engranajes, arterias, la sangre y el aceite.
Sinónimos o antónimos,
sea como fueran,
se cuelan aparentes diferencias
que se ensamblan teniendo almas unísonas.

Como amantes del tiempo nos asimos;
juntos, sobre la espalda del progreso,
exactamente; a la misma hora.

             ***   ***   ***

¡Ay! qué sería de las máquinas
si les deviniera la ausencia de humanas manos,
si torpeza adquirieran, de hombres, la mente.
Si desapareciera el ingenio
y la premura decayera volviendo toscos los dedos,
si hasta las manos olvidaran
las palancas y botoneras
que accionando sus movimientos
hacen rugir sus gestos.
Para que deberes cumplieran sus tantos motores,
cuales, implícitos de la evolución,
alardean de ser preciados arpegios.


¡Ay! qué sería de la productividad de los hombres,
si destartaladas por averías
se paralizaran todas las máquinas.
Y de nuevo los músculos tuvieran que recrearse
multiplicando su esfuerzo.
Ellos; tensados, al límite;
luna nueva tras luna llena,
luna tras soles,
luna tras estaciones,
año nuevo tras hombre gastado sólo por viejo.


¡Ay! si la utilidad de las máquinas
no mermara puestos de trabajo.
¡Ay! si los hombres no inventaran
maquinarias destructivas,
instrumentales nefastos.

Vosotras, máquinas, hijas del ingenio,
albergáis multitud de reflejos.
Naturalmente condensáis;
parte de nuestra esencia, savia del universo.
De seguro hacéis y sois
como claro espejo de los hombres,
evidenciando tanto la prehistoria ancestral
como los términos audaces
con que se origina y distribuye
el destino en todo tiempo.

***   ***   ***

Se van volviendo agudos al alzarse.
Pierden su grosor subidos a un ascensor
que quiere reparar en frotarse con el cielo.


Como sonido cabrían en el bosque: siendo estridencia.
Padecen de un terrible insomnio
que les obliga a estar de pie,
nunca se inclinan, jamás se recuestan.


Comparten las luces de la capital;
con cláxones, polución,
semáforos y caucho -como un helado- derretido.
Con palomas que en ellos no encuentran ningún refugio,
con mochilas y accidentes,
con las compras y el transporte,
con maletas y bolsos,
con gestiones, escuelas y transeúntes que,
compasivos o insolidarios,
cruzan las vías por pasos de cebra.


Saben a negocios,
a tecleo, a transacciones,
a dictatoriales directivos,
a operarios sometidos,
al papel que bautiza a millonarios,
y también... a ajustados salarios
que por insuficientes son impresentables,
y siendo más que cuestionables
descompensan la balanza mientras proclaman
la insolencia implícita en este sistema.


Perfilan el cielo. Recortan las nubes.
De la ciudad son inmensos torreones.
Solitarias estructuras de ladrillos o acero
que se yerguen prepotentes,
y menosprecian al resto; verticales.
Penetra su base mellando el asfalto y la tierra,
dándole dentelladas al suelo.
Inermes y rectilíneas estatuas,
que por estar tan faltas de curvas
eluden llegar a ser arte.
Igual de procaces como de provocadoras pretenden;
acariciar, hurgar en la noche para hurtarle sus estrellas,
humillar, restándole luminosidad a las plazas y a las calles,
frotar la lámpara del genio divino
rascando la consistencia invisible del cielo.


Rascacielos esculpidos
con el esfuerzo conjunto
de maquinarias y hombres.
Entre callos y correas,
taladros, palas, gavetas,
tractores, grúas, tintineos,
brochas, rodillos, yeso y pintores.
Entre varillas, tornillos y mandiles,
capataces, planos eficientes y arquitectos.
Por la labor de oficiales y peones.
Obreros que construyen subidos a un andamio
y, rebozando, le dan aplomo a las paredes.
Obreros que gotean sabiduría, ¡construyendo!,
exprimiendo la pericia sudoroso de su oficio.


Rascacielos que conversan -dentro de las ciudadades con firmeza-
por la precisa natural y química argamasa
o esas robustas vigas que forzudamente atléticas estructuran
a la vez que cuantiosos pesos sostiene.


Vuestras laminadas ventanas son sensible piel,
que recibe el dorado fulgor del sol
o la nocturna plata de la noche.
Aquella risa o lágrima,
que le correspondiera a la jornada,
dependiendo del curso estacional
que mereciera brote.


318-omu G.S. (Bcn-2012)

 

 

 

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Comentarios7

  • PoemasDeLaSu

    Muy bueno, una reflexión perfecta, mi temor es que sea al revés,
    es decir que los engranajes seamos nosotros y permitamos que la máquina nos maneje, que, en realidad, suele suceder.
    Un abrazote Oscarcito querido

    • omu

      La evolución es la única que de verdad posee los argumentos para hacer o deshacer.
      Podemos considerar que manejamos el futuro, que en nosotros se alberga el elixir del conocimiento; pero es tan poco lo que sabemos y tanto lo que nos queda por descubrir y conocer, Su.
      Creamos que podemos aprender a usar, en la precisa medida, la información de que disponemos, nuestros instrumentos.
      Aprovecho, y, en él me estrecho.

    • angel_twin_93@hotmail.com

      ha que mire reflexivo poema deja hee ademas son un complemento el hombre controla la tecnología o es al reves jaja buen poema un abrazo

      • omu

        Podamos compartir el provecho, del esfuerzo que hicieron nuestros antepasados; tanto pensando, como al trazar con sus manos mecánicas herramientas, mediante labores.
        Gracias por tu paso, agradable tu huella.

      • Trovador de Sueños ...y realidades.

        Verdaderamente instrumental.


        ...Y te dejo un saludo ... y un martillo?

        • omu

          Tengo debilidad por dos comercios; las papelerias (será porque mi padre era encuadernador y olí, de pequeño, mucha goma blanca y papel) y las ferreterías (un poco cuestión de oficios)
          Acepto de buen grado tu martillo; más de una buena utilidad tiene.
          Un abrazo, compañero.

        • Nuria Madrigal

          Mientras iba leyendo tu poema me llego a la mente la película "Los Albañiles" con Ignacio Lopez Tarzo (70's), esos constructores de sueños ajenos, que se siempre están un rascacielo atrás de alcanzar un poquito de felicidad, será por qué me imagino que dejan un poco de su alma con cada golpe de herramienta?...excelente reflexión
          Saludos

          • omu

            No he visto esa pelicula Nuria ¿merece la pena? me agrada el cine, encuentro en él tantos conocimientos que para mi lo hacen atractivo.
            Soy del creer, que la labor que realiza el hombre, como trabajo, tendría para algo más que servir, y no solamente para llevar a casa un salario.
            Buenas voces se oyen al recorrer cualquier obra.
            Me quedo con la sencillez de esas manos gruesas, la bota que apunta a mi boca cargada de rico vino, las escaleras de cuatro peldaños, el alargo de la corriente y la pasta bien hecha, las tijeras bien puestas dándole seguridad al andamio y el saludo enriquecido con una sonrisa compañera ante el esfuerzo compartido tras dura y calurosa o fría jornada.
            Me gusto encontrar el sabor de tu paso.
            Un abrazo

            • Nuria Madrigal

              Buena?? depende Omu, es dura, ruda y tal vez para muchos es un shock emocional -para mi lo fue-, el director no se tento el corazón para exponer las miles de historias que se repiten en tantas ciudades donde el ignorante, pobre y desprotegido ciudadano vive como solo el puede, añora, sueña, se embrutece y es verdugo y victima de su propia existencia. En fin una lucha diaria.
              El trabajador honrado no solo con su trabajo pero con la vida propia -creo como tú- que merece el más grande de los respetos, pero la vida tiene una forma tan particular de llegar que son muy pocos los que seguimos una senda recta no crees?
              Abrazos

            • Maria Hodunok.

              FUERTE ESTE POEMA OMU, NOS HACE PENSAR EN MUCHAS COSAS, PERO SON COSAS QUE PENSAMOS A DIARIO Y YA NOS ESTAMOS ACOSTUMBRANDO A ESA VIDA, YO, PERSONALMENTE, PREFIERO MI HUMILDE BARRIO Y MIS HUMILDES POEMAS, NADA MAS, acariñitos.

            • la negra rodriguez

              m´quinas que reeplazaron la fuerza de trabajo huimano y que creo mas necesidad en el mundo, sin embargo solo el hombre que nates fue considerado una mpáquina, seguir´pa siendo productos de riquezas cuando las máquionas lleguen al extyerminio de la humanidad. si,m resurgirá entonces...
              besos.

            • Edmée Cobo Giancáspero

              Poeta

              Vuestro poema es muy original "Maquinas y hombres", es un mundo real, cada día que pasa avanza la robótica, con el tiempo las maquinas han ido reemplazando al hombre ¿Hasta dónde llegaremos?

              Buen tema, para reflexionar

              Un abrazo amigo

              Desde Santiago de Chile



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