HOY me DESPIDO al OCASO de tristes RECUERDOS

HOY me DESPIDO al OCASO de tristes RECUERDOS:

 

 

Hoy me despido, con la mirada húmeda puesta en un punto fijo del firmamento por un pensamiento latiente que siempre ha desvelado mis ansias sinceras de volverte a ver, pero que ya no puedo seguir reteniendo cautivamente en soledad, reflejada por el alma frente al espejo, con los ojos entristecidos, llenos de lágrimas...

 

Hoy me despido, pretendiendo irme lejos, muy lejos de tu vida, donde no sepas de mi pobre existencia al no poder seguir escuchándome por los pasillos lamentándome sin hacer nunca nada, por consolar sentidamente a este pobre corazón herido que esta muriendo a las sombras de tus silenciosos pasos, por tu olvido...

 

Hoy me despido, quizás dejando caer sin darme cuenta camino al destierro, algunas hojas de nuestra corta historia de amor en la medida que mis banales ilusiones de ayer, se hagan estíos presentes por un instante, pero divino momento de la mente ante mis enrojecidos ojos y duren lo que un suspiro, desvaneciéndose al recordarte lejos, muy lejos de mi...

 

Hoy me despido, sin poder perdonarte besando la frente a quien por desamor de un día, ha matado por resequedad de caricias la piel desnuda con indiferencia, todo lo sentido en los anhelados brazos del placer vivido durante tanto tiempo y espacio compartido, juntos, sin mirar un solo instante atrás a esos buenos años, que también, tuvimos para bien, vivir...

 

Hoy me despido y en verdad no sé, si me importe saber como lo podrías hacer Tú el día de mañana, cuando la conciencia te llame tardíamente a capítulo y entre propias lágrimas de soledad, amanezcas con líneas de expresión en tu hermoso rostro y peinando tu largo y reluciente cabello de oro observes que ya no tiene su brillo natural entre hilos cenizos que aran su aparición, porque la flor amada por muchos la que jamás pensó marchitar, también envejece lentamente, pero envejece, posiblemente sola y abandonada por el destino como Yo, al ocaso de tristes recuerdos que no volverán hacer vida consentida en los brazos verdaderamente queridos, por no saber ninguno decir lo siento, mirándonos fijamente a los ojos, tomándonos las manos, sin tener que bajar la cabeza.

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Sergio Yglesias García

Caracas, 03062012 10:15 PM.