BORRÁNDOTE VIDA

EPEV- Poerrante

Carta a un amor perdido.

 

En esta era cibernética difícil sino imposible diluirse en las páginas registradas, todos los datos se concatenan y añaden. Quedamos enmarcados en un perfil público que nos expone en la globalizada red.

 

-          Sabias que no te borraría en cambio tú……….

Tiempo sin entrar en facebook, tiempo sin chatear. Una caída de mi cyber space fue suficiente para borrar todo nexo entre nuestras páginas. Bien has decidido, notable forma esquiva que caracteriza tu peculiar andar.

Debí precaver sobre los incisos que en otros momentos de agradables encuentros enviabas. Existían allí señales que entrañaban las intenciones futuras.

-          “Entérese de quien te ha eliminado de su página”

Dime si a la postre era lo que se perseguía. En la vasta oquedad de los lamentos, una voz escapa al firmamento….susurro manido de quien desperdicia vida observando estrellas sin poderla tocar. Esa era la innegable verdad que me precedería, una caricatura que huele a pasado y que suele flotar en la eternidad de mis ambiciones. Así vas escapada, huyendo siempre de la sombra que llevas asida a los pies. Utópica forma de ser que enamora al transeúnte desprevenido y a mi.

Te negabas, sí, siempre negada. En escribir tú nombre, en sumarte al blog, en adicionarte a Google +, en pulsar en el “like”, en relacionar los emailes……el misterio de una vida abierta. - ¿Cómo ocultar un elefante dentro un Wolsvagen? -

Con dolor acepto; la última rosa se ha marchitado en el jardín. Ya el viento se encargó de las huellas y ni vestigios quedaron de los vertiginosos encuentros. En lo físico particular de la memoria, no hay estaca de marca que remita a las remembranzas de ti, sólo fumíferos devaneos explayados en mi craneal óseo que rebotan en sus paredes como gotas de mercurio encerradas en un matraz.

-          ¿Cuánto me costará recuperarlas?

Cuanto me duele pensarte y escribir éstas letras como simbióticos disparates, reconociendo muy adentro que me haces falta para respirar. Tal vez el tiempo, dé la razón a la incomoda desaparición que seleccionas; quizás, necesario era protegerme de los sentimientos encontrados que me atormentaban. No sé sí me haces mas daño cerca o en las distancias de rastros perdidos. No saberte me condena al enclaustramiento sentimental y me entrego sumisamente a los años que me carcomen. No hay sueños para vivir, el platonismo se degrada.

A tenores de estos tiempos que conmueven las fibras sensibles de mi existencia, que me engullen e inducen al descalabro emocional; esa necedad de sentirse omitido y sin embargo percutir mi deferencia hacia ti, contraria mi dolor. Y mas aun me hiere el hecho, de suponer la idea de no ser leído por su corazón que me constriñe. No es dado empeño desmoronar la roca que nos aprisiona, necesario es horadarla y moldearla al prerrequisito del entorno. Pero es tarde, ni un hasta luego esperanzador brotó de tus labios, cerraste las puertas al laberinto que me podía llevar a ti.

De todas, ésta carta lleva impregnado un hálito de vergüenza y autocompasión.

La inexpugnable animadversión que me acontece y devora por la indecisión de mi carácter, esa maniática costumbre de sopesar cada paso que me antecede en preludio de futuros sin cargas de remordimientos, porfiado temperamento capricorniano. Pero ahora aquí, frente la pantalla del monitor, juntando cabos e hilvanando palabras para revertir éste desdén que me consume, no se me permite llegar a ti una vez cortadas las lianas del endeble puente que nos unía.

Sólo puedo atreverme a una cosa y jugar al azar de los encuentros, colgar mi carta al viento y que sean las aves las que lleven en su trinar; mis canticos y mis injustificados aspavientos, y seas tu, de nuevo amada; quien reescriba los lineamientos.

 

EPEV- Poerrante. 02/04/12

 

 

 

 

  • Autor: EPEV- Poerrante (Seudónimo) (Offline Offline)
  • Publicado: 12 de mayo de 2012 a las 12:16
  • Comentario del autor sobre el poema: Atino a un punto naranja en la soledad, cielo que en lluvia carmesí desangra. Una voz que en su estruendo no se escucha, anuencia de los oidos que no le quieren captar.
  • Categoría: Carta
  • Lecturas: 60
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