La Oscuridad

The Dark Mask

Entre fuertes silbidos

 y gritos de caballeros y damas,

 acabo escondiéndome,

 pues nadie a mi me  aclama,

 parecen necesitarse unos de otros

 pero de mí en las sombras me dejan,

 ni un vago recuerdo,

 ni una sola lágrima derramada.

  

 Y aquí me hallo,

 escribiendo estas  tristes palabras

 ocultándome  de mis lágrimas,

 entre cortinas de humo,

 entre una espesa niebla,

 en la oscuridad más remota,

 en el confín de este mundo,

 pues sé que nadie me buscara,

 porque a nadie importo,

 y mi vida para el resto,

 no vale nada.

  

 Y ya no espero de esta vida nada,

 pues nada me espera encontrar de ella,

 y una tristeza en mi alma se apodera,

 una angustia y una pena,

 que solo desean que mi alma

 descanse y por fin muera,

 pues quizá encuentre reposo,

 un reposo de un ser desconocido,

 que intento entregar su corazón

 al resto de la gente,

 pero nunca fue recogido.

  

 Así que en ti,

 mi noble soledad,

 en la que tantas noches

 me has dado consuelo,

 y mis lágrimas has secado

 con tanto cariño y esmero,

 a ti, amiga mía,

 que has velado mi alma noche y día

 haciéndote al cargo

 como mi verdadera guía,

 y la cual me has consolado,

 y de cada palabra mía

 has escuchado,

 mi buena amiga.

  

 Postrado en tus manos me entrego,

 pues sabiendo que de esta dicha

 ya no hay otra salida,

 confiare una vez más,

 en tu arduo criterio,

 pues estaré esperando con ansia,

 a que venga tú hermana,

 la de las calles benditas,

 para entregarle el alma mía

 y así quitarme de encima

 este horrible sufrimiento,

 pues no en vano,

 he llevado con resignación

 y haciéndome de acopio y valor

 aguantando todo este tiempo,

 para dar por fin a mi alma,

 un sepulcro y santo encierro.

  

 A ti, amiga muerte

 espero impaciente,

 tú llegada cortésmente,

 pues de esta tierra tan amarga

 de la cual vivo sin pasión

 nadie me quiere,

 nadie me ama,

 y nadie me echa de menos

 excepto tu,

 que amas mi corazón,

 mi alma y mi sinrazón.

  

 Que este destino,

 que con sangre hemos pactado

 venga a mí corriendo,

 pues después de mi muerte,

 mi odio hacia este mundo,

 se habrá alzado,

 y en un rápido movimiento

 la vida de estos infelices,

 yo también me habré llevado

 a modo de terrible mal

 enfermedad o pesadilla,

 de castigo eterno que les dure

 toda una larga vida.

  

 Que así sea pues,

 que mi muerte

 sirva de venganza,

 de una justa cruel

 sanguinaria y despiadada,

 que bañe de rojo este destino,

 y con el a todos los impíos.

  • Autor: The Dark Mask (Seudónimo) (Offline Offline)
  • Publicado: 9 de mayo de 2012 a las 10:17
  • Categoría: Triste
  • Lecturas: 61
Llevate gratis una Antología Poética ↓

Recibe el ebook en segundos 50 poemas de 50 poetas distintos Novedades semanales




Para poder comentar y calificar este poema, debes estar registrad@. Regístrate aquí o si ya estás registrad@, logueate aquí.