Entre paz y guerra

Esperaba que fuera azul,
cuando la mar se une con el cielo
esperando que se enlacen el fuego y el hielo

.

Esto no es una rosa, esto no es una espina,
aun sin aroma su carmesí desprendería,
amadísima diosa, controladora
virgen que abunda en su fortuna

.

La enorme dicha del placer,
no esperaba que fuese azul,
esperaban que fuera color de cielo,
un cielo turbio, con tonalidades en fuego

.

El viento que se siente,
la adrenalina que acrecienta,
ese vacío que se da cuando no hay piso cerca,
lo mortal se torna inevitable