Siguiéndote.

Te sigo esperando, te sigo escribiendo, 
Te sigo amando; Te sigo, vayas donde vayas, aún, ausente.
Así como te sigo
Con el pensamiento
Con el aire que no sale de tu boca
Hacia mi boca,
Con mi brazo que no te toca
Y con tu ausencia que me desnuda
Y destiende la cama
Aquella que aún te ama
Y que sin ti,
Brilla por flaca
E incesante
Y se apaga
En el ocaso
Tan distante
De mí contigo.

A veces, me pongo a seguirte,
Ignorándolo, siguiendo con mi vida,
Escuchando entre voces
Que no son tuyas,
Las diarias, los balances
O las tareas,
Pero llega la noche
Y me acuerdo que estoy solo
Y peor aún, cuando llega el insomnio
Y me acuerdo que estoy sin ti.

Otras tantas, me pongo a contar
Los recuerdos, entre desbordes de soledad
Y ladridos del viento,
Y entre cuentas, acabo dándome cuenta
Que me haces falta, pero, peor aún,
Que no me haces sobra.

Pero yo te sigo, vayas donde vayas
O, inclusive, a donde no vayas,
Por el simple gusto de esperarte,
De esperar que tu ausencia
No sea mas que un simple eufemismo
De la noche.

Ahora bien, de igual forma,
Yo te sigo cumpliendo las promesas,
Pues, cómo bien escribió Cernuda
“quiero amarte más allá del olvido”;
Lo más grande que te prometí fueron esos amaneceres;
Míralos, aún, durmiendo en camas diferentes, te siguen visitando...

Te sigo, amor, te sigo,
Y nos seguimos;
Seguimos teniendo
Tanta distancia en común.

Te sigo esperando, te sigo escribiendo, 
Te sigo amando; Te sigo, vayas donde vayas, aún, ausente.
Aún perdida
Entre tanta gente
Que no es tú.