DIENTES DIMINUTOS DONDE ME CONSUME EL HORIZONTE

bernardo cortes vicencio

Hoy, camino triste con la axila cavidad de aquel destello

se ha vuelto  espina y bacteria, el pómulo virtual de  la retina

en mi cuerpo

en mi cabeza

en mis oídos

en todo mi ser

es el hongo: sonido negro donde acechan los sofismas. 

 

El  rumor metafísico me embriaga. . .

                                              me succiona

soy sobreviviente de un espeso líquido abstracto

ésta apoplejía en  que palpita en parálisis por arriba de mis sentidos.

 

Estoy aquí, con el susurro roído a relámpago espasmo.

 

Camino con esta casualidad de sombra descalza de mariposas a contraviento

van mis pasos sobre el pecho de la bufanda: jadeo yermo, melancólico   

sólo soy un niño adulto sin infancia : autista

paloma de viento en que desembarcan mis pasos sobre el lomo del exilio.

 

Y voy solo

solo,  vacío y sin  piel.

 

Habito en un salmo antibiótico a tarjeta postal

cáscara ambientalista de Charles Chaplin genio-comediante sobre el retrete de la hoja, blanco y negro  donde la ciénaga mosca trafica con la pirueta de cada letra

 o aquel cuadro extraviado de Picasso

con el chaleco del cineasta de Stephen King  maquillando los espectros

con el triste vértigo de Allan Poe donde la sombra del reloj deja caer la noche.

 

 

Paso hacia el bar donde se retuercen los cerrojos de mi boca

el vino y la copa,  la gente, lo  ordinario, el frecuente rebotar con la espalda de cada sueño, vulgar, cotidiano. 

 

Voy caminando sobre un bosque de anguilas

el corredor de bolsa aquí me embosca y me conspira la conciencia y  la apariencia

una que otra medusa, la  piraña que me analiza.

 

¡Ah! vocación de poeta donde amanecen los gladiadores

el polen del pensamiento en la palabra

ese río de nostalgia en libélula creciente

el blues del cierzo del oráculo  en la poesía.

 

Soy escombro aleteando entre la ventana

un conjuro en los muelles lejanos del espejismo

el misterio en la brisa de mis labios

lamiendo la edad en  la palabra

efímera viruta cuando gotean los abrojos.

 

Hoy,  camino en contradicción orbitando

 aquellos dientes diminutos

                   dónde me consume el horizonte.

 

Bernardo Cortés Vicencio

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