Cuanto muero por amarte...

Hector Adolfo Campa

Me he enamorado por última vez, y ha sido de ti, mi dulce ángel cansado…

Después de ti no hay mas, después de ti solo queda esperar…

Desde que probé sus labios estoy en este viaje astral, buscando esa alegría a través de los tiempos…

 

Me encontró en una noche como cualquier otra, escondido en una playa solitaria, leyendo poesía de algún anciano de parís, y un cigarrillo que de mis dedos se resbalo…

Al momento que en mi encierro se metió, no la pude olvidar…

Era un ángel, solo así puedo describir su belleza…

Tomo mi mano, con su guante blanco la acaricio con ternura…

“estuve esperando este momento durante tantos año”, dijo mientras me envolvía en sus brazos fríos…

 

Me dejé ir, sentía como si la conociera desde antes de nacer…

Era mágico, su piel se sentía tan suave, como cubierta de plumas, casi como las alas de un ángel…

 

Me miro a los ojos, y mire sus claros diamantes color gris…

Su cabello negro infinito, como lo mas profundo del universo…

Sus labios rosados, tristes y afilados….

 ¿Cómo evitar besarlos al verla sonreír por tenerme entre sus brazos?…

Entre el sonido acústico de su respiración y las olas le hice el amor, y la besaba como si mi vida dependiese de ello…

Acaricio mi cabello, me dijo cuanto me ansiaba, cuanto por mi daría…

 Y en medio de un instante fugas se me cruzo la idea de que la amaba, la amaba desde antes…

Antes de que conociera al amor, antes de que el idioma me entrara ala razón, incluso antes que mi primer respiro…

 

Acostados sobre una arena suave me dijo cuanto me amaba, y que lento se le paso el tiempo esperando a que yo estuviera listo para poder darle todo lo que ella anhelaba…

En ese momento la lucidez me llego como un dolor ardiente y critico en el pecho…

Mis ojos se nublaron, hasta que toda la vida se tornó obscura…

Ya no respiraba mas, había muerto…

 

Entre las tinieblas vi una silueta blanca y fina acercándose a mí…

Era ella, con unas alas magnificas que brillaban como estrella envuelta en tinieblas...

Ahora tendremos que espera otra vida para podernos rencontrar…

 

Es ahí donde la lucidez me invadió, yo ya la conocía, y la amaba mas que a nada en toda la infinidad de lo eterno…

Era mi ángel hermoso de la muerte, la cual en otra vida logre conocer…

Una noche vieja de parís, cuando aun yo era un anciano poeta, ella llego a mí, y se presento como la que mi vida se llevaría…

Y al instante me enamore de ella, y ella de mí…

No se como explicarlo, solo se que era mi par en este destino ambiguo…

Y ahora solo esperamos ese momento íntimo, cuando se acaben cada una de mis vidas…

Así es como nos podemos amar…

Pues solo cuando muero, es cuando puedo encontrar la razón de mi existir, la razón de mi alma…

Que en cada una de mis vidas, estoy destinado a encontrar al fallecer…

 

Estoy seguro que por ella moriría mil veces, y renacería otro millar…

Por ella estoy destinado a vidas de completa soledad, por que ala única que puedo amar, es la culpable de mi ultimo latir…

 

Y de algo estoy seguro…

Nos amaremos sin importar nada, y ella, ella será la única que jamás me olvidara…

  • Autor: Héctor Adolfo Campa (Seudónimo) (Offline Offline)
  • Publicado: 29 de febrero de 2012 a las 23:59
  • Comentario del autor sobre el poema: Hoy les traigo una historia extraída de uno se mis sueños... y el único modo en que puedo plasmar los sueños es con mi poesía en prosa... cuando el amor es sincero vivirías por ese amor... pero, ¿estarías dispuesto a morir una y otra vez solo por un segundo a su lado?
  • Categoría: Surrealista
  • Lecturas: 146
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Comentarios2

  • Miyagui yuyatsi

    Me gusto tu escrito.....
    yo tb escribi una historia parecida a la tuya =)

    saludos =)

    • Hector Adolfo Campa

      Grandes mentes piensan igual colega poeta...
      Es un placer escuchar que fuese de su agrado mi escrito...

      Paz~

      • Miyagui yuyatsi

        =)

      • Liaazhny

        ¡QUE INTENSO!ME GUSTO MUCHO,SALUDOS.

        • Hector Adolfo Campa

          me complace que sea de su agrado querida 66arcoiris..
          un abrazo...



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