Yo fui la más callada

PatriMar




Yo fui la más callada 
de todas las que hicieron el viaje hasta tu puerto. 

No me anunciaron lúbricas ceremonias sociales, 
ni las sordas campanas de ancestrales reflejos; 
mi ruta era la música salvaje de los pájaros 
que soltaba a los aires mi bondad en revuelo... 

No me cargaron buques pesados de opulencia, 
ni alfombras orientales apoyaron mi cuerpo; 
encima de los buques mi rostro aparecía 
silbando en la redonda sencillez de los vientos. 

No pesé la armonía de ambiciones triviales 
que prometía tu mano colmada de destellos:
sólo pesé en el suelo de mi espíritu ágil 
el trágico abandono que ocultaba tu gesto. 

Tu dualidad perenne la marcó mi sed ávida. 
Te parecías al mar, resonante y discreto. 
Sobre ti fui pasando mis horarios perdidos. 
Sobre mí te seguiste como el sol en los pétalos. 

Y caminé en la brisa de tu dolor caído 
con la tristeza ingenua de saberme en lo cierto: 
tu vida era un profundo batir de inquietas fuentes 
en inmenso río blando corriendo hacia el desierto. 

Un día, por las playas amarillas de histeria, 
muchas caras ocultas de ambición te siguieron; 
por tu oleaje de lágrimas arrancadas al cosmos 
se colaron las voces sin cruzar tu misterio... 

Yo fui la más callada. 
La voz casi sin eco. 
La conciencia tendida en sílaba de angustia, 
desparramada y tierna, por todos los silencios. 

Yo fui la más callada. 
La que saltó la tierra sin más arma que un verso. 
¡Y aquí me veis, estrellas, 
desparramada y tierna, con su amor en mi pecho!

Julia Burgos


  • Autor: PatriMar (Seudónimo) (Offline Offline)
  • Publicado: 27 de febrero de 2012 a las 01:40
  • Comentario del autor sobre el poema: Es un hermoso poema, cuando lo leí se me anudó el llanto en mi garganta. Rememoré mi gran y único amor... sólo pesé en el suelo de mi espíritu ágil el trágico abandono que ocultaba tu gesto ... y siento con cada verso que se revive mi dolor; porque cada día quise vivirlo al lado de él como si fuera el último. Y como si fuera maga también lo sentí irse de mi lado, me torné paranoica, inventé en mi mente mil formas de quedarme...pero con la tristeza ingenua de saberme en lo cierto: Si ya no eres novedad... No pesé la armonía de ambiciones triviales que prometía tu mano colmada de destellos... Y así ante lo inevitable, le vi marcharse de mi lado. Todavía me veo con mi verso en la mano. Con el verso que le entregué el día de su primer cumpleaños juntos. La que saltó la tierra sin más arma que un verso.
  • Categoría: Amor
  • Lecturas: 42
  • Usuario favorito de este poema: Jose Monnin elpoeta.
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