Jacinto Jacinto

Venado Azul

Pero, ella, ella, ¿Dónde ha quedado la que te amó?

Allá se mira un vestido rojo,

una mano bella te dice adiós,

sembrada en la tierra,

como una palma real que mueve sus ramos,

te dice que no volverá,

te dice adiós...

Pero aquí esta la botella de aguardiente, echada al piso, vacía como tú.

Tú eras un pinche borracho con derecho a nada,

no sabías tu edad, no sabías de amigos, ni de hermanos, ni de padres...

Siempre fuiste un venado solitario y herido, que bajaba de noche al río,

porque temía la ley de los hombres,

hasta que llegó la mujer aquella,

hermosa como el yax-ché, sinuosa como el sac-bé,

tú la mirabas en silencio cuando bajaba al agua,

tú tenías miedo de hablar,

de decirle,

que eras un venado herido y solitario...

Por ella volviste a tomar,

por ella volviste a pensar,

que podrías dejar de ser,

un animal herido,

y ser otra vez, un hombre,

en este lugar, en este mismo lugar...

Por ella fuíste, eres,

un tigre sangriento,

por ella cubres de sangre el polvo de la champa.

Mira la botella vacía, tú la tomaste,

mira a ella que está muerta, tú la mataste...

Eres incrédulo ¿Verdad?

Tú la mataste después de romper su hembría, la mataste con tu vaho cálido de bestia montuna.

Por eso no existe sangre de muerte,

sólo hay sangre de pubertad. Tú la mataste, incrédulo...

Esas voces que llegan, que vienen de afuera, son hombres del pueblo,

te buscan para prenderte,

para cobrar tu crimen...

Pagarás con la vida tu estupidez ¿Qué haces parado? ¡Huye!

¿Qué no sabes que ha pasado? Estabas a salvo en el monte,

corriste cuatro noches por la selva, huyendo para salvar tu vida,

y haz vuelto al lugar del crimen.

¡Pendejo!

Escucha las voces, te cercan, te matarán, ríes, ¿Verdad?

Estás loco, loco... La locura te protege del mal...

Lloras, lloras, tienes miedo, ¿Verdad? Lloras mucho porque tienes miedo, pobre Jacinto. Tienes mucho miedo.

Pero no temas. No podrán matarte.

Nadie puede tocarte.

No eres cuerpo, sólo eres ánima, y hace cuatro noches, cuatro días, cuatro siglos, ya ni lo recuerdas...

que tú estás bien muerto.

  • Autor: Rey de Siyankán (Seudónimo) (Offline Offline)
  • Publicado: 30 de enero de 2012 a las 20:16
  • Categoría: Sin clasificar
  • Lecturas: 111
  • Usuario favorito de este poema: Margarita Isaias.
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Comentarios1

  • Margarita Isaias

    Tanto amor, demasiada tristeza, por qué siempre van unidos de la mano? Duele leer este poema o lamento escrito. Es tan real, tan crudo y conmovedor. Realmente sabes escribir Rey de Siyankán...............



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