Entre mi alba, tu ausencia y la noche.

Como siempre,

Veo un amanecer vivo,

Y la cama

Aún cobija

Entre sus sábanas

El ataúd de tu ausencia.

 

Y me paro,

Y camino hacia la vida

Y me arropo

Y me llevo

Un emparedado

A la boca;

Y tu abandono sabe

A un emparedado

Mal hecho.

 

Y leo las malas diarias,

Y bebo café,

Y veo

Que se está

Haciendo tarde;

Pues

Entre las cuatro y las cinco

Me sobra tiempo

Para extrañarte.

 

Y hago mis labores,

Y evito las miradas

Y escribo como nunca;

Pero sigues ausente

Como siempre.

 

Y me estreso

Entre las ruinas del ruido

De carros ladrando

Y del viento empedernido,

Hasta cuando

Al sol

Le da por bañarse entre el mar

Y no consigue

 Mejor remplazo

Que una regordeta estrella;

Y entonces,

 Vuelvo

A donde tú no vuelves.

 

Y estoy más solo

Que nunca;

Solo por mí y por ti:

Por ambos.

 

Y sin darme cuenta,

Se me muere

Un día más

Entre las manos

Sin guardarle luto

 

Y entonces…

Como siempre

Contemplo

Desde la ventana

La noche

Que siempre llega

Desahuciada.