El perdón Apócrifo de Jesús

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Hermanos míos, erráis en vuestras opiniones porque no comprendéis la naturaleza de las íntimas y amates relaciones entre la criatura y el creador, entre los hombres y Dios. No alcanzáis a conocer la simpatía comprensiva que los padres sabios tienen para con sus hijos inmaduros y a veces equivocados.

-          Es verdaderamente dudoso que un padre inteligente y amante se ponga alguna vez a perdonar a un hijo normal.  Relaciones de comprensión, asociadas con el amor impiden, efectivamente, esas desavenencias que más tarde necesitan el reajuste y arrepentimiento por el hijo, con perdón por parte del padre.

-           Yo os digo que una parte de cada padre vive en el hijo. Y el padre disfruta de prioridad y superioridad de comprensión en todos los asuntos relacionados con su hijo. El padre puede ver la inmadurez por medio de su propia madurez: la experiencia más madura del viejo.

-          Pues bien, con los hijos pequeños, el padre celestial posee una infinita y divina simpatía y compresión amorosa. El perdón divino por tanto es inevitable. Es inherente e inalienable ante la infinita comprensión de Dios y a su perfecto conocimiento de todo lo concerniente a los juicios erróneos y elecciones equivocadas del hijo.

-          La divina justicia es tan eternamente justa que incluye, inevitablemente, el perdón comprensivo.

-          Cuando un hombre sabio entiende los impulsos internos de sus semejantes, los amará. Y cuando ames a tu hermano, ya le habrás perdonado.  Esta capacidad para entender la naturaleza del hombre y de perdonar sus aparentes equivocaciones es divina. En verdad, en verdad os digo que si sois padres sabios, ésta deberá ser la forma en que améis y comprendáis a vuestros hijos; incluso les perdonaréis cuando una falta de comprensión momentánea os haya separado.

-          El hijo, siendo inmaduro y falto de plena comprensión sobre la profunda relación padre-hijo, sentirá frecuentemente una sensación de separación respecto a su padre. Pero el verdadero padre nunca estará consciente de esa separación.

-          El pecado es la experiencia de consciencia de la criatura; no es parte de la consciencia de Dios,

-          Vuestra falta de capacidad y deseo de perdonar a vuestros semejantes es la medida de vuestra inmadurez y la razón de los fracasos a la hora de alcanzar el amor.

-          Mantenéis rencores y alimentáis venganzas en proporción directa a vuestra ignorancia sobre la naturaleza interna y los verdaderos deseos de vuestros hijos y prójimo. El amor es el resultado de la divina e interna necesidad de la vida. Se funda en la comprensión se nutre en el servicio generoso y se perfecciona en la sabiduría. 

Caballo de Troya, 1986

J.J Benítez

Pag. 179

  • Autor: MaximoXmo (Seudónimo) (Offline Offline)
  • Publicado: 11 de enero de 2012 a las 21:44
  • Comentario del autor sobre el poema: Mantenéis rencores y alimentáis venganzas en proporción directa a vuestra ignorancia sobre la naturaleza interna y los verdaderos deseos de vuestros hijos y prójimo. El amor es el resultado de la divina e interna necesidad de la vida. Se funda en la comprensión se nutre en el servicio generoso y se perfecciona en la sabiduría.
  • Categoría: Espiritual
  • Lecturas: 189
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Comentarios1

  • MIRIAM RINCON U.

    Es una gran reflexión, abriendo muchísimas puertas para poder entender tanto la relación del hombre con la naturaleza, con la vida, como también las relaciones con Dios,y podemos ver que Dios no influye en las decisiones del hombre que es este quien debe racionalizar sus conceptos y sus sentimientos para poder llegar a entender lo que Dios quiere, de la misma manera que un padre común y corriente va entendiendo a medida que van pasando los años, como debió comportarse con sus hijos y cómo aún puede comportarse con sus hermanos, con sus nietos y con las personas que le rodean poniendo primariamente como causa de todo efecto el perdón.Un placer haberte leído,un abrazo.



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