Otra hoja que caduca...

Sergio quevedo

La tempestad trajo consigo la calma,
inunde mis ilusiones con visiones al alba,
solo es amor lo que nos salva,
y creo saber que el temor y el dolor disfrazados de karma nos hablan.

Escribí versos magníficos,
por pánico a perder sentimientos tan verídicos,
esclavo de mis pensamientos y dueño de nada,
gladiador de tu corazón en guerra,pobre alma condenada,
porque comenzar una guerra perdida,es clavarte la espada,
y resistirse a la pasión, rematar la estocada.

Sentí arcadas hacia tu indiferencia,
mi libreta milimetrada pedía clemencia,
ya que no admitía tal sentencia,
saque la esencia a mi ser y quede en nada,
así pude dormir por fin ,con la luz apagada.

Coleccione sin álbum alguno,los momentos preferidos,
y despegue las estrellas del techo,
pero en esta liga,amiga,
nadie queda satisfecho,
si no se siente querido.

Mido enloquecido, la distancia que nos separa,
tu fragancia me recuerda a la infancia,
y no por el polvo de hadas,
no obtuve ganancia alguna, mas que el de esta pluma,
en suma, perdí y gane a la vez por fortuna.

Una vez, me dijeron mire y aprenda,
así el pequeño herrero cogió las riendas,
y se convirtió en leyenda.

Quizá sea la incertidumbre lo que mato al curioso,
o la curiosidad por adentrarse en el camino tenebroso,
yo reposo mis lagrimas en un vaso,
mientras contemplo como aumentan mis fracasos,
a caso el ocaso es escaso?
en fin mis dudas mudas me llevaron al retraso...

 

  • Autor: Mark (Seudónimo) (Offline Offline)
  • Publicado: 30 de diciembre de 2011 a las 10:18
  • Categoría: Sin clasificar
  • Lecturas: 58
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