Un Zombie Poeta

Claudio Filippi

Abro los ojos. Veo luces cayendo. Me levanto y camino dificultoso.
Veo personas corriendo. No recuerdo mi nombre, ni mi pasado.
No me desespero; ni siquiera me inmuto.
Veo gente corriendo. Decido seguirlos;
hay un aroma exquisito en el aire.
Veo la ciudad destruida en la oscuridad.
No recuerdo mi pasado, pero hay un olor exquisito en el aire.
Siento el golpe de una pala en la espalda.
Me caigo y me levanto sin dolor.
Veo a una mujer tirar la pala y correr aterrorizada.
Hay un olor exquisito en el aire: olor a besos.
Miro mi cuerpo casi destrozado, podrido, y me doy cuenta:
soy un zombie.
Me alegro al darme cuenta de que voy a poder entrar en el bar de zombies que hay en la ciudad.
Y hacia allá voy.
Y hacia allá voy...

Entro al bar, noto que está vacío de zombies.
Un pianista está tocando en un rincón, subido a una marquesina.
Me siento y aprieto un botón.
Me traen un ron a la barra.
Desesperado, lo tomo
No es un ron cualquiera, es sangre.
La sangre me chorrea de la boca, me mancha la cara, la ropa desgastada, mancha la barra y el piso.
Aprieto el botón y me traen otra copa
y aprieto el botón desesperado; me traen otra…
y aprieto el botón
y aprieto el botón
y aprieto el botón.
El barman me dice
No más para usted por hoy, señor; vuelva mañana, por favor.
Miro al dueño del bar que me mira mientras cuenta billetes mientras alguien a su lado observa cómo se llevan los cuerpos vacios de sangre en un extraño camión.
Miro al dueño del bar y recuerdo a alguien con quien estuve;
Recuerdo una mujer, intercambios de familia, tragos compartidos, caminatas por ciudades, diálogos, discusiones, conversaciones, parloteos, chamuyos, regalos.
Me detengo, en blanco. Embriagado, me paro y me voy del bar.
Camino por la calle, las personas me miran espantadas y corren.
Persigo a una niña, atrapado por el olor a ron. Pero no puede escapar.
La dejo tirada… cuando me paro y sigo caminando.
Veo a un hombre con un arma; me grita algo y me dispara en el estómago. Yo sigo caminando hacia él pero logra escapar.
Veo, a lo lejos a una mujer que intenta, con prisa, refugiarse en una casa con su marido y su hijo.
La miro con melancolía. Me doy cuenta de que es la mujer que recuerdo.
Y es tan exquisito el olor que habita en el aire.
Me dirijo hacia ella; rompo la puerta y entro en la casa.
Todos gritan. La encuentro entre la gente; ella me mira con terror y grita mi nombre.
Me llamó Claudio.
La atrapo, le muerdo y caemos juntos en un sueño profundo….
  • Autor: Khai Zhirkov (Seudónimo) (Offline Offline)
  • Publicado: 19 de noviembre de 2011 a las 00:36
  • Categoría: Triste
  • Lecturas: 1120
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Comentarios3

  • Ramón Merino (porore)

    espero que desperteis
    y dejeis de ser zombies y vagar ausentes

    un saludo

  • efraguza123

    Y aprieto el botón...

  • oscar1992

    mucha fantasia y todo un zombie ve todo con claridad..

    MUY BUENO



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