Cruzando una árida montaña
encontré una tierra fértil,
un rio delicioso que se desbordaba
En sus orillas refugie el cuerpo
y en una noche eterna y callada
bebí en toda su existencia
Apaciguado por las corrientes,
por el susurro de los campos,
por la canción de las aves.
Con mis propias manos atravesé
todo un territorio inhóspito
desde tus muslos hasta tu cabellera
Mi boca explora rincones
Sin miedos a mis fantasmas,
extasiado por tu misma naturaleza,
condense el deseo al resto de la vida
Tu inocencia riega mi piel
Esta vasta tierra de pasión,
de lo indomable y lo puro
se ha regocijado por entre los cuerpos
que en un pacto sagrado marcan un designo de amor
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Autor:
Jesús G. M (Seudónimo) (
Offline) - Publicado: 10 de noviembre de 2011 a las 00:25
- Categoría: Amor
- Lecturas: 42
- Usuario favorito de este poema: nellycastell.
Offline)
Comentarios4
Muy buen pacto de amor entre dos, muy bellas letras amigo las cuales las disfruté, abrazos.
Bella tu poesía...llena de ese amor puro y eterno
Un abrazo
La sensualidad expresada en el amor a lo mas enraizado, a lo que en esencia se es , a la tierra a la naturaleza huimana.
besos.
Interesantes letras que describen el encanto de la belleza femina.
éxtisos y saludos
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