A Mi Madre En Su Día

Luisa Arias Soto

Cada vez que nace el amanecer entre las sombras, nace tu sonrisa en las mañanas alegrando a quien te mire, dando una calidez más preciada que la del sol con la envoltura misma del amor que vistes.


Es difícil mirarte y no deslumbrarse ante el aura celestial que irradias, al ser una creadora de vida, miles se perdieron de apreciarte y nosotros deleitados por tu presencia firme de roble y suave como los pétalos sublimes de la rosa sin espinas, que te han adornado entre días laboriosos de trabajo el mismo que se te premio al ser mujer y sentir el dolor puro de un desgarrador parto entre sabanas blancas tenidas de cariño, y las cicatrices del amor marcaron tu piel de rosa, pero la fuerza que se te dio de roble te hicieron soportar la carga.


Tus manos llevan la cuenta de los años,  pero son suaves, tersas, destinadas a la caricia infante, tu figura de mediana estatura de posición tranquila, pero erguida en postura,  de semblante serio, pero de ternura tus gestos y así hacías las noches en vela más llevaderas, remediando nuestros temores aliviando las enfermedades, contrariando las necesidades del dinero, improvisando con sorpresas, cuan inocentes siendo niños ingenuos ante la falta de algo en la casa y ya adultos comprendemos la fiel compañía de nuestros padres,  siendo tú la parte delicada, la parte tolerante, implacable en lo que haces, la calculadora, ser supremo de comprensión y cuidado, la que cargaste conmigo nueve meses y continuas con el peso hasta que descansemos con Dios.


Y así tu cuerpo equilibrando tu vientre te hicieron caminar gracioso, pero te traicionaba la respiración en las noches y te hiciste compañera del insomnio, vigilando aquel vientre abultado cantando canciones de cuna,  susurrándome en silencio “Ya te quiero entre mis brazos”, aunque de ti fue que surgí.


Oh bendita entre las mujeres, entre las flores, entre las caricias. Girando siempre entorno a nosotros hijos retoños de tu tierra fértil y tus jardines de ensueños. Déjanos seguirte admirando reina de eterna belleza, de días incalculados, de latidos empeñados en seguir viviendo para seguirte viendo aquí, cerca nuestro junto con nuestros corazones que jamás se cansaran de tu divina presencia de mujer, gracias Madre…

 

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Comentarios2

  • lore25

    que belleza de poema!!en este dia tan especial que más regalo a una mamá que las palabras bellas y sinceras que brotan del corazon de una hija!!

    • Luisa Arias Soto

      Gracias, ella lloro cuando lo leyó, aunque no era mi intención...

    • ingrid chourio de martinez

      ¡A! me encantó! ¡Divinisimo! ¡Me que sin repiración por un instante ante tanta belleza...

      suave como los pétalos sublimes de la rosa sin espinas, que te han adornado entre días laboriosos de trabajo el mismo que se te premio al ser mujer y sentir el dolor puro de un desgarrador parto entre sabanas blancas tenidas de cariño, y las cicatrices del amor marcaron tu piel de rosa, pero la fuerza que se te dio de roble te hicieron soportar la carga.
      Cómo me gustó visitarte. Un beso calido, amiga

      • Luisa Arias Soto

        gracias, que linda! que bueno que te gustara



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