Crónica de estos tiempos

alexei



CIUDAD DE MÉXICO, 15 de abril.- A manera de bitácora, una mujer subió a la red el encuentro que tuvo con un grupo de personas armadas. De su vivencia surgió el siguiente texto.

No a todos les pasa la violencia tan de cerca.  

Las 12:00 del día, me encuentro trabajando en mi oficina ubicada en un fraccionamiento de casas habitación que en esa hora del día está completamente en silencio, ya que la mayoría de las personas sale temprano a su trabajo y regresa después de las 17:00 hrs.

Aproximadamente las 12:15, se escucha el esfuerzo de un motor seguido de un tableteo intermitente. Al momento no hago mucho caso, podría ser cualquier cosa.

Pero ese sonido tan peculiar y tan temido en este estado de mi País se escucha más cerca y más nutrido, hasta que ya no existe intermitencia. Sólo ráfagas constantes. Ahora sé de qué se trata y sé que cada sonido de esas armas anuncia violencia y muerte. El tiempo sigue transcurriendo y el sonido de las ametralladoras no se detiene.

Inquieto y curioso me levanto de mi escritorio y me acerco a la ventana trasera de la oficina tratando de ubicar la distancia y el sitio exacto en donde se estaba dando el enfrentamiento. Se escucha tan cerca que llego a pensar que es en la calle siguiente a la de mi oficina.

Mi pensamiento divaga y pienso en aquellos que amo y en las posibilidades de que cualquiera de ellos esté cerca de la oficina, aun cuando pudiera ser o parecer absurdo. Tomo de inmediato el teléfono con nerviosismo e inquieto trato de localizar a mi esposa y mis hijos para decirles que no se acerquen a la oficina y que no se preocupen, que todo está bien conmigo. Me levanto nuevamente y me asomo a la ventana. No puedo ver nada pero el sonido inconfundible de las armas y el rugido de motores y rechinar de llantas continua.

Después de unos minutos o quizás solo segundos el repicar de las metralletas se detiene por completo.

Pienso ¡Ya terminó! Aun no regreso a mi lugar cuando escucho un rechinido de llantas y un acelerar violento de un automóvil. Nuevamente la balacera se escucha nutrida por unos segundos, hasta que se detiene bruscamente para después oír cuatro o cinco disparos aislados. Después sólo silencio.

Dejo pasar unos momentos, no sé cuánto tiempo transcurrió; quizás solo segundos. Y decido salir para encontrar el lugar de la confrontación. Pienso por unos segundos si voy en automóvil pero finalmente decido mejor caminar.

Lo hago de prisa y volteando para todos lados con los sentidos avispados. Al llegar a la esquina donde pensé que podría haber sido la confrontación, disminuyo el paso y me asomo con mucho cuidado. La calle vacía y sin ningún movimiento.

Continúo mi camino saliendo a la avenida principal del fraccionamiento para descubrir la calle vacía y al final en el cruce con Lincoln vehículos detenidos como en desorden.

Aún cuando no veo ninguna evidencia, algo en el ambiente me dice que es en ese lugar donde se dio la confrontación o la ejecución. Sabía lo que iba a descubrir en ese lugar, nunca dudé de lo que encontraría. Mientras camino al sitio que está a unos cuarenta pasos, escucho un helicóptero que sobrevuela el lugar en círculos.

Llego al entronque con la Av. Lincoln y mi primera experiencia al llegar al lugar fue de asombro y no por lo que vi, sino por lo que oí.

En este punto no sé si fue mi percepción por la impresión del momento y la adrenalina recorriéndome, o realmente así fue.

¿Valió la pena?

Lo único que se oía era un incómodo y hasta doloroso silencio. Los camiones, tráiler y camión torton de carga, además de los automóviles, estaban detenidos a la altura del semáforo de Lincoln con dirección a García a tan solo unos veinte metros del lugar de los hechos. En el otro sentido estaban a más distancia probablemente ciento cincuenta o doscientos metros, en el otro semáforo.

No se escuchaban los motores, nadie salía de sus autos, no había nadie en las avenidas o en las aceras. Sólo ese incomodo silencio. Es como si el tiempo de pronto se detuviera. No había llegado a un ningún vehículo de emergencias, rescate o policía. Solo el helicóptero sobrevolando el lugar. Sin embargo en ese sitio tampoco el sonido del helicóptero se escuchaba. Ubico mi espacio en esa escena y al mirar al frente veo una camioneta negra. No me fijé en la marca. Volteo a mi derecha y mis ojos topan con un cuerpo en el piso, al pie de la fuente que es el símbolo del fraccionamiento. Me acerco. No se ve sangre; sin embargo, hay un hombre joven de tez morena más bien de baja estatura que no parece nativo del estado de Nuevo León, caído en una posición incómoda, con los pies juntos doblados en postura fetal hacia la izquierda y su dorso boca arriba con los brazos extendidos y un arma no muy grande pavonada en negro a un lado de su cuerpo.

En su rostro puedo ver miedo, dolor y sorpresa.

Sus ojos abiertos me miran sin verme y me traspasan para ver al infinito. Volteo a mi derecha y en medio, en el camellón que divide la avenida observo un vehículo blanco y un cuerpo más. Este con una playera amarilla. Se observan los puntos rojos de los orificios provocados por las balas. Su rostro denota casi la misma expresión que el anterior, sólo que éste tenía los ojos cerrados. Regreso sobre mis pasos hacia donde se encontraba el primer cuerpo, llego a la fuente y al voltear al frente veo una camioneta gris con la portezuela abierta y en el piso a unos cuantos metros, un cuerpo más.

Ya había visto suficiente; no quería acercarme más. Qué manera tan absurda de perder vidas jóvenes. Qué manera tan triste de acabar de estos jóvenes mexicanos. Qué triste fin el de todos y cada uno de ellos.

En qué cruce de caminos equivocaron la dirección. Todo este tiempo que a mí me pareció eterno. Me acompaño ese extraño silencio y no había una sola alma. Me detuve a unos metros de la fuente en donde existe una banca para esperar el autobús. Y me quedé de pie en el lugar.

Ahora el tiempo volvió a iniciar la marcha y escuchaba claramente el sonido del helicóptero y ahora las sirenas de los vehículos policíacos y de rescate.

Llegan los primeros oficiales.

Un joven con facciones de niño enfundando un arma larga y que llega con mucho nerviosismo al lugar del primer cuerpo, me mira mientras apunta para todos lados.

Trata de adivinar si mi actitud es amenazante. Decide que no soy una amenaza y continúa paseando su mirada hacia todos lados. Llegan más patrullas y se apostan a reconocer el terreno y ver los estragos ocasionados.

Comienzan a acordonar el área y es cuando un policía sin pasamontañas (porque otros sí lo traían) se percata de mi presencia y en tono amenazante mientras camina hacia mí me grita “Llégale” mientras me señala con el dedo que camine en la dirección por él marcada. Inicio mi caminar hacia mi oficina.

Al llegar enciendo el televisor. Es ahí cuando me entero que habían atentado contra la vida del Presidente municipal de García. Y que los muertos eran sicarios. También por el televisor supe que aún había dos sicarios en la alcantarilla que se encontraba a un costado de la camioneta negra. Incluso pasé por arriba de esa rejilla y estuve a unos 3 metros de donde finalmente los detuvieron. Fue en ese lugar donde encontraron a una joven sicaria herida y a otro de sus compañeros.

Ya para terminar quiero decir lo siguiente:

“En el momento que vi a aquellos jóvenes muertos, tan vulnerables, tan humanos, tan indefensos, les hice tres preguntas con el pensamiento”

¿Dónde estaban tus padres cuando tú tomaste malas decisiones?

¿Tienes gente que te ama, llorará por ti y te extrañarán?

¿Valió la pena?

Hubiera querido encontrar a uno solo con el último aliento para preguntarle si se arrepentía de sus pecados y si como el ladrón de los evangelios aceptaba al señor Jesucristo como Señor y Salvador. Pero llegué demasiado tarde para ellos…


pdg

2011-04-15 19:05:00

 

  • Autor: alexei (Seudónimo) (Offline Offline)
  • Publicado: 16 de abril de 2011 a las 07:58
  • Comentario del autor sobre el poema: hace unos días, alcance a leer un poema donde el autor, dice que hay 40,000 nini's (jóvenes que no estudian ni trabajan y viven a expensas de sus padres, y en la mas completa ociosidad), muertos en un genocidio, donde busca culpables, pero realmente quienes serán los culpables, este es un extracto de una crónica de un simple empleado de alguna ciudad donde impera la violencia diaria, y donde el plasma unas reflexiones, que nos deja que pensar realmente donde se nace y crece esas parvadas de jóvenes, que erran en su camino, ustedes tienen la mejor opinión. en honor de otro caído en esta lucha, pensando y ofrendando su sangre pensando en un mejor mañana,Solo se nos adelanto, Comte. Plata Camacho Q.D.E.P, ocurrida el día de ayer.
  • Categoría: Reflexión
  • Lecturas: 74
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Comentarios7

  • Flor amante

    SIEMPRE DEBEMOS TENER ESPERANZA DE TENER UN MUNDO MEJOR
    SON TANTAS LAS CIRCUNSTANCIAS DEL PORQUE PASA LO QUE PASA
    PERO LA VIDA CONTINUA Y HAY QUE TRATAR SER MEJORES CADA DIA
    SALUDOS

  • GITANA DULCE

    MI QUERIDO YURI QUE VIDEO TAN ATROZ HAS PUESTO HOY POR LO FUERTE PERDON, PERO ME HA HECHO DERRAMAS LA MISMAS LAGRIMAS DE LA VIRGEN MARIA... ABRAZOS TERRONCITO DE AZUCAR MUY BELLO TO TUYO

  • PoemasDeLaSu

    Esas parvadas de jóvenes que erran su camino, es porque nadie se los mostró, lamentablemente hay que reconocer que entre otros factores, todo parte de la familia, ya sea con la mejor intención del mundo, pero hay una palabra clave que no emplea como corresponde desde la más tierna infancia y es: LIMITES, no hay otra. De allí todo lo demás, es el único caso, la educación de los hijos en que solo el amor no basta.
    Bue...sería extensísimo de hablar.
    Querido amigo, una buena exposición y que sirva para la más profunda reflexión, pero por sobre todo, para los "mea culpa"
    Un abrazo inmenso

  • la negra rodriguez

    Alex, buenas preguntas , incluso para nosotros que somos padres, me has dejado con un nudo en la garganta.
    besos.

  • Sol Naciente

    Amigo mío!! Hace mucho tiempo que no pasaba por aquí!
    Me gusto mucho leerte. Creo que en estos tiempos por los que esta pasando toda América Latina, es muy importante que empecemos a reflexionar sobre nuestros actos mas el cambio empieza por nosotros.
    Mis más profundos y sinceros respetos.

  • MonoFloyd

    Un testimonio desgarrador... lamentablemente muchos no entienden, y hasta la sangre y la muerte se convierten en símbolos banales que llenan existencias igualmente vacías. Una pena como el hombre se destruye asi mismo para tratar de frenar la idea de que nuestra existencia es inherentemente vacía pero por lo mismo, las opciones para llenarla son tan enormes... la violencia y la muerte no son más que el último eslabon posible.
    Saludos.

  • isabel.

    MI QUERIDO AMIGO..
    GRAN PREGUNTA HACES..
    LA RESPUESTA LA TIENE CADA CUAL EN SU MANERA DE VIVIR,PENSAR,ACCIONAR...
    Y EL LEJADO QUE VA HACIENDO CADA DÍA
    PARA EL FUTURO..
    YO LO SIGO PENSANDO...
    ¿CUAL ES LA VERDAD?,

    BESO..ISABEL.lo..llevo.



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