Por qué leemos y queremos que leas

¿Por qué es importante la literatura? No lo es para impedir la muerte, ciertamente. Aunque sí para muchos es algo así: una forma de permanecer cuando todo esto pase. No lo es para mí, que creo que esta vida es finita, que todo va a terminarse y no tengo ningún interés en alargar este padecimiento (tampoco el disfrute, porque si no hay cuerpo ¿qué clase de bienestar supondría?) por más tiempo. Sin embargo, sí que creo en la utilidad de la literatura, de las palabras como vuelo posible, de la búsqueda a través del lenguaje. ¿En qué nos cambia la lectura? ¿Qué nos aporta? Podríamos teorizar muchísimo respecto a eso pero la verdad es clara: sólo aquello que nosotros la dejemos.
No es que todos los lectores seamos profundos y pensantes y mejores personas… No. La literatura, como todo en esta vida, sólo es positiva y jugosa si sabemos construir con ella una vida feliz. No obstante, de algo hay que partir. Así que he preparado este artículo en el que desarrollo los que para mí son los dos grandes beneficios de este bonito hábito: el aprendizaje y la empatía. Dos buenas razones para leer.

Leer para aprender

Estoy segura de que al igual que me ha pasado a mí, muchos de vosotros habrán aprendido muchísimo más de la vida en los libros que en la propia experiencia o a través de la educación. Y es que leer nos acerca a un universo novedoso que puede transformarnos y servirnos para mejorar nuestra percepción respecto al mundo y aprender muchísimas cosas.

Decía Cervantes que el el que lee mucho ve y sabe mucho. Sin duda el principal beneficio de la lectura es el aprendizaje, es decir, la posibilidad de crecer intelectualmente. Para ello sólo necesitamos ganas y curiosidad. Dos habilidades que generalmente tenemos todos (más o menos desarrolladas) y que a través de la lectura pueden ejercitarse de forma eficiente.

En ese aprendizaje al que nos invita la lectura podemos recoger conocimientos que tienen que ver con la historia y con la cultura de las diversas sociedades que conforman el mundo; de este modo, la lectura nos permite tener una noción amplia de por qué el mundo hoy es así, en qué ha cambiado y en qué no. Si le damos una vuelta más, la lectura puede servirnos para vernos en retrospectiva y tratar de comprender qué cosas deseamos cambiar o hacer en el futuro. Esto significa que leer no sólo nos enseña sobre el mundo, sino también sobre nosotros mismos.

Cabe señalar que en los primeros años de escolarización la afición lectora puede ser de gran ayuda para comprender y analizar con más eficiencia los contenidos educativos. Por eso, elaborar buenas estrategias de difusión lectora en los primeros años de vida puede ser fundamental para colaborar con un desarrollo sano de las emociones y las aptitudes intelectuales de los niños. Asimismo, si desde pequeñitos descubren lo divertida que puede ser lectura, es posible que desarrollen la afición sin necesidad de establecer métodos de control y penitencia para que lo hagan.

Leer para empatizar

La lectura también sirve para ejercitar la empatía. Es decir, para poder entender cómo viven los demás, intentando ponernos en su lugar. Cuando leemos ficción, por ejemplo, nos convertimos por el tiempo que dure la lectura en otra persona y vivimos toda clase de experiencias extra corpóreas que no sabríamos explicar pero que somos capaces de sentir intensamente. Lo suyo sería que, al volver a la realidad, fuéramos capaces de poner en práctica esa empatía, intentando comprender a aquellos que en otras circunstancias no podríamos entender.

Al leer nos enfrentamos a opiniones contrarias a las nuestras; a personalidades diferentes y a soluciones diferentes ante los mismos problemas que nosotros tenemos. Esto nos lleva a desarrollar una amplitud mental que nos puede servir para entender mejor el mundo: aceptar que no todos pensamos ni actuamos igual y que en lo que nos parecemos es en el sufrimiento; es decir, sentimos de formas similares el engaño, la pérdida la frustración. Esto nos puede ser de gran utilidad para desarrollar la empatía.

Aprender y empatizar son dos verbos hermosos que deberíamos practicar más. Dejemos que los libros nos enseñen y nos cambien. La vida sin la literatura tiene sentido, claro que lo tiene, pero ¿por qué vivir sin leer si podemos disfrutar de una de las experiencias extra corpóreas más fascinantes que existen?

Comentarios1

  • Fabian Diaz A

    Porque el que lee, no está haciendo algo; se está haciendo alguien



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