Paren con el estrés

mujeres-hablandoSí que vivimos tiempos de apuros. A mí me causa cierta tristeza escuchar a las mujeres charlar sobre el estado de sus nervios, conste que dicen haber leído al casi manosanta Paulo Coelho.

Se sabe que una persona nerviosa pierde el sabor de la vida, y no debe ser así, pues media familia se lía con el mal humor de la mujer, y el silbido del marido se corta en el aire, y el ambiente se llena de presión, y hasta los niños empiezan a estornudar.

Hay muchas mujeres estresadas.

Forman, pareciera, una cofradía. Y quieren salvarse de sí mismas.

Suelen citarse en un lugar «relajado» para charlar.

Y así, mientras una va fumando un pucho y no escucha a su interlocutora quien le cuenta que está pasando por una crisis sentimental desde que sorprendió a su marido mantener una relación amorosa a través de facebook con una chica dominicana, el mozo trae a la mesa los licuados pedidos.

Y la que venía fumando, que no escuchó un pito a su amiga, le suelta la frase mecánica que opera con algún poder sobre las personas: «Ya está. Todo va a estar bien en tu vida. No te preocupes…».

Y luego agrega, con los ojos invadidos por un nerviosismo que le saltó al cuello por la acumulación de problemas que quizás son zonceras, pero que sumados tienen la capacidad de producir una tortícolis, que ella está haciendo caminata.

Y que la caminata le está dando una mejor perspectiva de la vida y hasta del cosmos.

Pero su amiga ya no la está escuchando. Es decir, sí, hace como que escucha mientras se encuentra controlando las llamadas perdidas de su celular. Y la del cuello con tortícolis le recrimina, le dice que no le lleva el apunte, aunque en realidad poco le importa que ella le haga caso. Lo que realmente le importa es creer en la caminata. Y para creer en la eficacia de la caminata recomendada por el médico debe hablar de ella a sus amigas, a sus vecinas, a las monjas, a quien pase zumbando.

Y entre consejos, agregan a la conversación una pizca de chisme, que es lo que realmente las suele ayudar a sentirse más relajadas.

Y la del marido que tiene una relación vía facebook cuenta que María y Magdalena están barridas. Un idéntico pico de presión arterial por poco las deja con el rostro paralizado.

Y entonces agrega, contenta, que ella por suerte es hipotensa.

Y la dama de la tortícolis, que no deja de pensar en algo, una zoncera, un problema, toma el jugo de durazno sin saborear casi porque ya se le hizo costumbre comer y tomar todo rápido, a ritmo de máquina.

La alimentación a toda carrera ya no tiene retorno en la sociedad actual. Los dietólogos deberían dar charlas públicas sobre el tema.

Y la dama de la tortícolis, dice que el jugo de durazno está rico, pero su expresión se encuentra en otra parte; quiere recordar el número de celular de una amiga para llamarla y decirle que venga al restaurante.

Luego hablan nuevamente, pero en realidad no se escuchan. Surge el término «alprazolan».

Y las dos se mienten. No. ¿Para qué tomar remedios? Lo mejor es una vida sana. Un alimentación nutritiva. Minerales y antioxidantes. Y sobre todo disfrutar de cada minuto de la vida. Pero ellas nunca pusieron su fe en la vida, sino en las pastillas. Se separan apuradas. Y dicen (en realidad creen en lo que dicen) que fue una buena idea bárbara encontrarse y charlar y desestresarse un poco.

Comentarios3

  • Elsy Alpire Vaca

    Cómo se ve por esta arrtículo la descomposición de la unidad familiar con sus mayores víctimas: las mujeres. Acaso fueron ellas las causantes de los asombrosos estados de descomposición en esas relaciones? fué entonces el hombre y sus delirios de exterminación? Dónde está la causa para tanto estres? Cómo saberlo..!!

  • luz

    Lástima pero es la triste realidad de nuestros tiempos. Quizas lecturas como estas nos ayuden a despertarnos y tomar conciencia de la pérdida de valores en nuestra sociedad actual. Y tratar, intentar, procurar llenar los vacios desde nuestra humanidad olvidada.

    Gracias Delfina, por tu llamado a reflexión quizas todavía podemos rescatarnos.

    Saludos de luz.

  • orquidea

    Realmente me cuesta creer que las mujeres se hayan convertido en éste tipo de monstruo. Aun no me ha tocado de cerca espero seguir esquivando esta transformación. Realmente cunando mas nerviosas estamos es cuando necesitamos de nuestras amigas para escucharnos y ver nuestros problemeas desde otro punto de vista, esto siempre ayuda. Por suerte siempre tengo una amiga cercana que me escuche y siempre estoy dispuesta a escuchar un llamdo de auxilio. Estamos atravesando tiempos de crisis pero si no nos mantenemos unidos desde el alma nunca podremos salir ilesos.



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