El Cristo de Temaca (I)

Alfredo Placencia

 Poema siguiente




Hay en la peña de Temaca un Cristo.
Yo, que su rara perfección he visto,
jurar puedo
que lo pintó Dios mismo con su dedo.

En vano corre la impiedad maldita
y ante el portento la contienda entabla.
El Cristo aquel parece que medita
y parece que habla.

¡Oh!... ¡Qué Cristo
éste que amándome en la peña he visto!...
Cuando se ve, sin ser un visionario,
¿por qué luego se piensa en el Calvario?...

Se le advierte la sangre que destila,
se le pueden contar todas las venas;
y en la apagada luz de su pupila
se traduce lo enorme de sus penas.

En la espinada frente,
en el costado abierto
y en sus heridas todas, ¿quién no siente
que allí está un Dios agonizante o muerto?

¡Oh, qué Cristo, Dios santo! Sus pupilas
miran con tal piedad y de tal modo,
que las horas más negras son tranquilas
y es mentira el dolor. Se puede todo.

Ver métrica Poema siguiente 

 Volver a Alfredo Placencia
Llevate gratis una Antología Poética ↓

Recibe el ebook en segundos 50 poemas de 50 poetas distintos