No temo el arraigo de la soledad
en el derrumbadero de las tardes,
ni el desvalimiento de la cólera
que destruye a traición nuestra esperanza,
ni el agudo entrechocar de la erosión
en la conciencia alerta de mis huesos,
sino tu eterna ausencia repentina,
más grave y más amarga que la muerte.
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Comentarios3
hermoso =) =)
quiero un poema para mi herrano
Igual que la canción fácil es inmediatamente digerida y aquélla con más enjundia necesita ser escuchada repetidamente hasta que se capta su sabor profundo, así esta pequeña poesia debe tomarse en pequeños bocados y masticarse mucho hasta sacarle todo el jugo.
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