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Federico Garc韆 Lorca
San Rafael
I
Coches cerrados llegaban
a las orillas de juncos
donde las ondas alisan
romano torso desnudo.
Coches que el Guadalquivir
tiende en su cristal maduro,
entre l谩minas de flores
y resonancias de nublos.
Los ni帽os tejen y cantan
el desenga帽o del mundo,
cerca de los viejos coches
perdidos en el nocturno.
Pero C贸rdoba no tiembla
bajo el misterio confuso,
pues si la sombra levanta
la arquitectura del humo,
un pie de m谩rmol afirma
su casto fulgor enjuto.
P茅talos de lata d茅bil
recaman los grises puros
de la brisa, desplegada
sobre los arcos de triunfo.
Y mientras el puente sopla
diez rumores de Neptuno,
vendedores de tabaco
huyen por el roto muro.
II
Un solo pez en el agua
que a las dos C贸rdobas junta:
Blanda C贸rdoba de juncos.
C贸rdoba de arquitectura.
Ni帽os de cara impasible
en la orilla se desnudan,
aprendices de Tob铆as
y Merlines de cintura,
para fastidiar al pez
en ir贸nica pregunta
si quiere flores de vino
o saltos de media luna.
Pero el pez, que dora el agua
y los m谩rmoles enluta,
les da lecci贸n y equilibrio
de solitaria columna.
El Arc谩ngel aljamiado
de lentejuelas oscuras,
en el mitin de las ondas
buscaba rumor y cuna.
*
Un solo pez en el agua.
Dos C贸rdobas de hermosura.
C贸rdoba quebrada en chorros.
Celeste C贸rdoba enjuta.