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María Elena Blanco



La noche



The summer demands and takes away too much,
But night, the reserved, the reticent, gives
more tran it takes.

John Ashbery


La noche habanera huele a nupcias, a lĂ­quenes.
La tierra hĂșmeda se chupa los tacones
y hace chirriar las suelas.
Copa de Ă­ndigo, el mar
invade el aire con sabor a semen,
arde en el sigilo de la brisa insular.

En la rampa la noche es la radiografĂ­a del deseo.
Viste a la mujer de transparencias,
enciende las pupilas de los hombres.
Echa candela por cada bocacalle
la noche serpentina
de El Vedado.

Por la noche La VĂ­bora es de un negror tupido,
ese que sobrecoge de un portal a otro, el que propicia
las sorpresas,
los encuentros furtivos:
noche de cachumbambé
obnubilada por algĂșn neĂłn.

Cerca de la Muralla se escurre entre las grietas
ebria y sola, sobre la piedra gris y el claroscuro
de farol y penumbra,
la noche insomne de los marineros.
Deambula desde el puerto y vomita
un vaho de sal que sube por los muelles.

La noche alba de Regla difumina las casas, la lanchita.
Dos perroz hechizados copulan en la lĂ­nea del tren.
Se oye un tambor. Las almas
de unos estibadores cuidan Los Aparatos
y por Patilarga vuelven
con los ojos en blanco.

De Guanabo es la noche verde de las ranas.
Esconde sus tesoros entre la hierba, en el escalofrĂ­o
de la arena, en los bares
extraños. Las cigarras, los grillos,
los mosquitos tampoco dejan dormir.
Noche azorada de la playa.
Costa ilimitada de la noche.