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María Dols



Palabras sinceras



Por mĂĄs que viviera,
jamĂĄs entenderĂ­a
de qué hermosa plenitud
podrĂ­as aĂșn adornar mi vida.
Y ni siquiera recordar los años
de soledad, olvido y pobreza,
causan ya en mi fatal amargura,
y, aun sin tu amor, saber de ti
hoy, justifica aĂșn mĂĄs
el amor que te profeso.

Mas no creas que odio
o rencor alguno te guardo,
que quien ama, la maldad no va consigo.
Por eso te lo digo, para que lo sepas:
buena suerte amigo, buena suerte amor,
a Ă­i sĂłlo me queda partir
y aprender a vivir con tu ausencia,
y perderme en algĂșn otro lugar,
sin saber qué me depara
este tiempo tan confuso.