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Gustavo Adolfo B�cquer
Rima XXXII
Pasaba arrolladora en su hermosura 
y el paso le dejé; 
ni aun a mirarla me volví y, no obstante, 
algo a mi oído murmuró: ?Esa es. 
¿Quién reunió la tarde a la mañana? 
Lo ignoro; sólo sé 
que en una breve noche de verano 
se unieron los crepúsculos, y... fue.