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Luis Raúl Calvo
La vida real.
La vida real es un desgastado
sacerdosio.
En las altas ciudades, miles
de fieles confinan sus almas
para apaciguar el fuego de la carne
la dorada caridad de la limosna
el religioso orden de los dÃas
por venir.
HabÃamos dejado todo en manos
de los dioses, la deidad de la
cuaresma y los santos evangelios
éramos buenos y santos y la tierra
del paraÃso nuestro más preciado
bien.
Pero tú, que renegaste de dogmas
y costumbres y elegiste la libertad
a ciegas a los prometidos reinos
de la sabidurÃa, hoy deambulas por la
espesa niebla del ocaso
con la cabeza gacha
y las manos atadas a un dudoso banquete.