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José Luis Cano



Tengo tus labios



Quizá perdí mi juventud, quizá
perdĂ­ Lloridas increĂ­bles.
Quizá perdí otras cosas, pero tengo
la sal ardiente de tus labios.

Una infancia perdí, quizá un deseo
de una luz entre pinos y el mar puro.
PerdĂ­ el cielo del sur, pero ahora tengo
la sal y el fuego de tus labios.

Perdí aquel mar, y aquel afán eterno
de en Ă©l perderme y olvidarme.
Perdí más: a mi madre, pero tengo
la rosa oscura de tus labios.

PerdĂ­ hace tiempo aquel ocio andaluz,
puro y tranquilo como el aire.
PerdĂ­ la paz, pero ahora tengo
la gracia honda de tus labios.

De aquella primavera, de aquel ocio
sĂłlo el recuerdo y el perfume quedan.
Estoy solo y herido, y sĂłlo tengo
una luz que besar: la de tus labios.

SĂ­, perdĂ­ mi bahĂ­a, donde el tiempo
no parecía existir sino soñando.
Unos sueños perdí, pero te tengo
y contigo a tus labios

ÂżPerdĂ­ a Dios? Una noche sentĂ­ oscura
la soledad, la muerte entre los brazos.
Y helado el corazĂłn. Mas luego tuve
la honda caricia de tus labios.

Ya no estaré más solo. Quiera el mundo
herir con frío o con puñal mi alma,
ya no estaré más solo porque tengo
la compañía de tus labios.