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Francisco Hernández
Mar de fondo (VIII)
La primera mujer que recorrió mi cuerpo tenÃa labios de maga: labios verdes y azules, con sabor a fruto silvestre, con señales indescifrables como la miel o el aire.
Muchas veces incendio mis cabellos con siete granos y siete aguas, cOn ensalmos que sonaban a campanillas de barro, con nubes de copal que se mezclaban al embrión que recorrÃa mi frente coronada por ramos de albahaca.
Toda la noche ardÃa la pócima bajo mi cama.
Al dÃa siguiente, un niño nacido después de mellizos la arrojaba al rÃo, de espaldas, para no ver el sitio donde caÃa ni el vuelo repentino de los zopilotes.
Entre tanto, mi madre me contaba lo que Colmillo Blanco no sabÃa de la nieve y el recuerdo del mar era un espejismo bajo las sábanas.