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Eduardo Milán
Ahà va por el camino como un ciego...
Ahà va por el camino como un ciego
caracol sin cara la escritura, otrora una
diáfana mirada al dÃa, otrora un aura que
el caminante amara. Amara, ¿qué es amara? La
sostenida en la sutil brisa marina, la colgada
por los cabellos a la realidad, reata, rea
más buscada. Y la más mirada: en 1750
la miraron a los ojos, una claridad felina
la sostuvo en pie sobre la piedra lisa: estaba
feliz. La levedad en los ojos del levante y la
caÃda en los ojos del poniente, luz que baja
a hundirse, ¿a hundirse dónde? en la página. Rosa
de todos los vientos, soplo arrogante que te empuja
más allá y más allá, animal arrogante: después
de la aurora no da un paso.