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Carlos Edmundo de Ory




SOLVEIG

I

Mi hija es una hoja de nieve
desde los pies a la cabeza
En Delfos se me dijo por la Pitia
que iba a ser mío un blondo bebé
y no un cachorro como engendro oscuro
Pues yo no soy ni perro ni elefante
sino animal con alas y sueño
animal que espera el mañana
y lava el mundo con la luna
que me cayó en la mano

El suelo de mi casa está limpio
como el cabello de mi esposa
Con ella subí a una torre
por las escalas de la luna
y a ti te dimos nombre

Nacer es ya un principio del fin
Y a ti te dimos nombre

II

Abuela de los pétalos
ya tiene un año de aire
habla canta y se divierte
y nos columpia el alma
Querube de abolengo eres
y eres vida día y noche
Cada pestañeo tuyo
es como un pez que crece
¿Quién soy yo que me prestan
los ángeles sus muñecas?

Plomo en los pies quiero ponerte
cuando me vaya al país natal
donde no hay rastro de polvo
para que no te corra sin mi ira
el huracán del mundo

III

Mi niña es tallo
la flor de la superación
Mi niña es levadura
Ella también es yema
y sobre todo llama o fuego del cielo
Nada temas padre cantor
ella es ella es lo que es
ángel continuo y de raíz
y carne desnuda de viento ligero
Dulce algodón visible y muscular
pirámide de molécula
que a la fuerza interviene y se sitúa
desde los brazos de su madre
-mi esposa llena de cucharas limpias-
en la úlcera del mundo
El mundo can que aúlla catástrofe
ciego en los arrecifes
cojo entre los escollos
la cola entre las piernas

IV

Nada temas Solveig pasa
la pluma de su mano por tu temblor paterno
Ese peso de lágrimas y de risa
llena el saco de nuestra vida

Ya trota y huella la tierra
Ya nos llama con su hato de sílabas
Ya su mímica vale la vida
Ya la vida vale su música
Ya sus gritos de gran ópera
sacuden los árboles del silencio

V

Oigo su voz sin nido todavía
en la laringe armónica
Y tu madre se mete en la cocina
para inventar pasteles
Dios firme la paz sobre nuestras cabezas
y tú que no eres sino un relámpago
un relámpago en mis brazos
yerba humana crecida en el alba de oro
y viceversa alba de oro
crecida en la yerba humana
me has vuelto al reino invencible
de inocencia y bondad

VI

Ella es la piel de mi alma
como su madre es la carne
Toda ella es mía y ella es mi mitad
La otra mitad es de cosa mía
Entonces tiene que vivir
Estrella de pelo dorado
Pitiminí del universo
Luz de todas mis letanías
y de todas mis metáforas