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José Ángel Valente
ENEAS, HIJO DE ANQUISES, CONSULTA A LAS SOMBRAS
Oscuros,
en la desierta noche por la sombra,
habÃamos llegado hasta el umbral.
La mujer era un haz de súbitas serpientes
que arrebataba el dios.
Oh virgen, dime dónde
está en el corazón del anegado bosque
el muérdago.
Volaron las palomas
a la rama dorada.
HabÃamos llegado hasta el umbral
(de mares calcinados, del infinito ciclo
de la destrucción).
Aquà desnudo estoy,
ante el espasmo poderoso del dios.
Aquà está el lÃmite.
Ya nunca,
oscuros por la sombra bajo la noche sola,
podrÃamos volver.
Pero no cedas, baja
al antro donde
se envuelve en sombras la verdad.
Y bebe,
de bruces, como animal herido, bebe su tiniebla,
al fin.