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José Ángel Valente
EL ADIÓS
Entró y se inclinó hasta besarla porque de ella recibÃa la fuerza.
(La mujer lo miraba sin respuesta)
HabÃa un espejo humedecido que imitaba la vida vagamente. Se apretó la corbata, el corazón, sorbió un café desvanecido y turbio,explicó sus proyectos para hoy,sus sueños para ayer y sus deseos para nunca jamás
(Ella lo contemplaba silenciosa)
Habló de nuevo. Recordó la lucha de tantos dÃas y el amor pasado. La vida es algo inesperado, dijo. (Más frágiles que nunca las palabras.)
Al fin calló con el silencio de ella,se acercó hasta sus labios y lloró simplemente sobre aquellos labios ya para siempre si respuesta.