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José Lezama Lima




PARA LAS DÉCIMAS DE NICOLÁS GUILLÉN

Sin aumentar su poder,
JĂșpier ya no merienda,
y que el instante comprenda
la lucidez sin ceder
el rasguño de la venda.
La naturaleza fascina
la escama que se inclina
tanto al aire que al cristal,
cuando hiende el calamar
a la cipriota divina.

Pregunta, deja el reverso
el cumpleaño del verso,
sonrisa de la toronja
la amarilla luz esponja.
Fiesta y final de la luz,
brillan los huesos en cruz.
Azul oscuro la trampa,
la tapa sopla y levanta.
Salta hasta los mismos ojos,
clĂĄsicos ya sus antojos.

Viene como los cantores,
taburete, compĂĄs y fines.
Silenciosa la sitierĂ­a,
cumple la orden dĂ­a por dĂ­a.
Felizmente su papeleta
tiene la fecha y la glorieta
de los cantores en la noche,
condecorado va en un coche.
Las mulas son cascabeles
mascan mosquitos y papeles.