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Luis de Góngora




Los dineros del Sacristán

Los dineros del Sacristán
Cantando se vienen y cantando se van.

Tres hormas, si no fue un par,
Fueron la llave maestra
De la pompa que hoy nos muestra
Un hidalgo de solar;
Con plumajes a volar
Un hijo suyo salió,
Que asuela lo que él soló,
Y la hijuela loquilla
De ámbar quiere la jervilla
Que desmienta al cordobán.

Los dineros del Sacristán
Cantando se vienen y cantando se van.


Dos Troyanos y dos Griegos,
Con sus celosas porfías,
Arman a Elena en dos días
De joyas y de talegos;
Como es dinero de ciegos,
Y no ganado a oraciones,
Recibe dueñas con dones
Y un portero rabicano;
Su grandeza es un enano,
Su melarquía un truhán.

Los dineros del Sacristán
Cantando se vienen y cantando se van.


Labra el letrado un Real
Palacio, porque sepades
Que interés y necedades
En piedras hacen señal;
Hácelo luego hospital
Un halconero pelón,
A quien hija y corazón
Dio en dote, que ser le plugo,
Para la mujer verdugo,
Para el dote gavilán.

Los dineros del Sacristán
Cantando se vienen y cantando se van.


Con dos puñados de sol
Y cuatro tumbos de dado
Repite el otro soldado
Para Conde de Tirol;
Fénix le hacen Español
Collar de oro y plumas bellas;
Despidiendo está centellas
De sus joyas; mas la suerte
En gusano le convierte,
De pájaro tan galán.

Los dineros del Sacristán
Cantando se vienen y cantando se van.


Herencia que a fuego y hierro
Mal logró cuatro parientes,
Halló al quinto con los dientes
Peinando la calva a un puerro;
Heredó por dicha o yerro,
Y a su gula no perdona;
Pavillos nuevos capona,
Mientras francolines ceba,
Y al fin en su mesa Eva
Siempre está tentando a Adán.

Los dineros del Sacristán
Cantando se vienen y cantando se van.