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Basilio S醤chez
La habitaci贸n cerrada
No hay azar esta vez,
s贸lo fidelidad, s贸lo constancia
en un lugar que intuyo
entre lo conocido y lo desconocido.
Mientras crecen los gatos del crep煤sculo
y el jard铆n se oscurece, me doy cuenta
de que estamos all铆,
uno al lado del otro en la penumbra
de una habitaci贸n en la que todo
nos parece cercano: las paredes, los cuadros,
el silencioso c铆rculo de la madera.
All铆, en el desamparo de las casas
habitadas del mundo,
vivos en el sigilo de los muebles
y en los cielos abiertos por la imaginaci贸n de un hombre,
compartimos
la ca铆da en el sue帽o de tu mano
sobre la inmensidad de otro vac铆o
que de pronto se colma.
All铆, mientras la noche
se arrastra lentamente debajo de la mesa
y los muros se enfr铆an,
alumbrados apenas por las cosas,
por su estremecimiento, por su reflejo 煤ltimo,
s贸lo estamos nosotros.
A la hora en que un hombre y una mujer descienden
por la 煤nica calle de dos gritos,
s贸lo el tiempo, el murmullo
de unas cuantas palabras en las profundidades
del agua de los labios.