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Ángeles Carbajal
SĂłlo un recuerdo
Salà del hotel, tomé un taxi,
tuve que huir con helada locura
de la ciudad que amaba.
No volverĂan a detenerse en ella
los pasos de la felicidad,
nunca mĂĄs en el aire
iba a encontrar su risa, nunca mĂĄs
la palma de su mano, su voz, su boca...
Pasaban las Ășltimas calles
por mi cuerpo vacĂo
y mi alma sĂłlo era espanto.
Mas el dolor anda y desanda
todos sus caminos,
y al cabo vale la pena un recuerdo;
el del amor perdido,
la delicia de las costumbres
que su ternura me regalaba.