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Víctor Botas




La diosa de la guerra



Hay ángeles caídos allí donde tú miras
Fernando Pessoa



Negro temblor de orquĂ­deas en la noche
Viento
del este
Quieto
relámpago que parte en dos el cielo
que lo anonada
y rasga
Anillo
que aguarda su destino
inmóvil bajo el Támesis
Virgen insomne
Virgen silenciosa
Virgen
que surca las tinieblas
temblorosos los labios
gritando profecĂ­as
Rosa
violenta y roja y repentina
Torre
de soledad
Gota
de mĂşsica
Irrumpes en mi vida
como el toro en la plaza
Vienes
con ramos de narcisos en las manos
racimos en la boca
chorreantes
los cabellos de bálsamo y guirnaldas
Isis
Core
Proserpina o Perséfone
lo mismo
da
si cortas
con igual maestrĂ­a
el hilo del destino
(Bajo un telĂłn de sangre
las pirámides sueñan con su muerte
se mecen
en el tiempo
los párpados
sellados
las cinturas
ceñidas por la bruma)
Plantada ante el crepĂşsculo
tu frente se parece
muchĂ­simo a la frente de Belona
la que blande la antorcha y la alta lanza
la diosa de la guerra
AsĂ­
sobre la faz del mundo eres el fuego
con que grabar los signos asesinos
de una historia de amor
Y si me miras
-si me miras, Dios santo-
a la sombra de un árbol sestean cien leones.